Bajo la superficie helada de Ariel, una de las lunas de Urano, probablemente existió un océano de unos 160 kilómetros de profundidad que alguna vez calentó su interior y partió su corteza en enormes grietas.
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Las imágenes muestran un mundo marcado por valles que se cruzan y cañones largos que atraviesan cráteres antiguos, junto a planicies más jóvenes.
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Bajo la superficie helada de Ariel, una de las lunas de Urano, probablemente existió un océano de unos 160 kilómetros de profundidad que alguna vez calentó su interior y partió su corteza en enormes grietas.