Tailandia, que es uno de los más antiguos aliados de Estados Unidos en Asia, firmó recientemente un acuerdo con China para comprar un submarino diésel-eléctrico Tipo 039A (denominado S26T por Tailandia), también de fabricación china.

De acuerdo a Interesting Engineering, esto está ocurriendo luego de años de retrasos, desde que el casco del submarino fue construido en 2019.

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¿Por qué se estancó el proyecto?

Al parecer, esto pasó luego de que Alemania se negó a suministrar motores (por el embargo de armas impuesto por la Unión Europea a China luego de la represión de la Plaza de Tiananmén, en Pekín en 1989).

Esta situación desencadenó que Tailandia aceptara un motor fabricado por China, tras la demostración del gigante asiático de su fiabilidad mediante pruebas exhaustivas.

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¿Qué se sabe hasta el momento?

El jefe de la Armada Real Tailandesa, almirante Jirapol Wongwit, acudió a la ceremonia de firma -que se llevó a cabo en la sede de China Sand Offshore International en Pekín- el pasado 16 de septiembre.

Inicialmente se habían acordado tres submarinos; sin embargo, los recortes presupuestarios hicieron que solo fuese uno. La entrega del submarino de fabricación china está planificada para el 2028.

El submarino

El diseño s26T pesa 2.550 toneladas y su eslora mide 77.7 metros. Tiene un sistema de propulsión independiente del aire tipo Stirling y un motor diésel MTU 396 que le ofrece hasta 65 días de autonomía en altamar al combinar los sistemas diésel eléctricos convencionales y AIP, reseña Naval News.

El acuerdo incluye disposiciones para la transferencia de tecnología y capacitación, asimismo, extiende la construcción a unos 40 meses.

Los lazos entre Tailandia y China

Esta compra es para el profesor titular del Centro de Estudios Estratégicos y de Defensa de la Escuela Coral Bell de Asuntos de Asia Pacífico, Greg Raymond, “una estrategia geopolítica”.

Desde su perspectiva, pese a que entre Tailandia y Estados Unidos hay una alianza formal, la estrategia político militar con Bangkok antepone “la autonomía y la preservación de la ambigüedad mediante la negación de la dominancia”.

Agregó que “en segundo lugar, la relativamente baja prioridad otorgada a las fuerzas marítimas en la planificación de la defensa tailandesa no implica necesariamente que Bangkok tenga un alto grado de confianza en Pekín”.

(I)

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