Carlos Drouet, es ingeniero de telecomunicaciones con 25 años viviendo en Madrid. La vida lo condujo a cambiar de oficio y ahora es un chef reconocido en Madrid, España.
Este guayaco ha ganado dos soletes Repsol. Los soletes son lugares “donde prima la calidad y el buen hacer”, señala el sitio www.guiarepsol.com. “Mesones, asadores, casas de comida con un menú del día estupendo o restaurantes con vocación viajera y propuestas modernas con ganas de innovar”.
Una pandemia donde llegaron a vender 50 euros en una jornada, el encarecimiento de los precios por la guerra en Ucrania y otros episodios complicados... El restaurante La Toquilla conducido por Carlos Drouet ha sabido superar las adversidades.
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Ahora para llegar a su restaurante fundado hace nueve años hay que hacer reserva. “A veces tenemos 80 o 90 personas comiendo, y a veces la espera puede ser por encima de la media porque son procesos largos”, cuenta.
La embajada del sabor
Carlos se refiere a la gastronomía ecuatoriana con amor. Se refiere a su restaurante como la embajada del sabor ecuatoriano.
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“Ecuador es uno de los países latinoamericanos con más sopas y caldos que hay en toda la región”, señala Carlos Drouet, quien suele servir todos estos deliciosos caldos especialmente en los días fríos de España.
El fuerte de este chef es la cocina costeña marcada por los frutos del mar. “Hacemos un tipo de comida criolla, sobre todo costeña porque vengo de la región de la costa, de Guayaquil”, comenta.
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Los olores invaden esta cocina marcada por el sello ecuatoriano.
El ceviche de concha servido con crocantes chiflecitos (plátano macho frito) es una de las recetas que más le piden sus comensales, sin contar el maravilloso encebollado de pescado, una de las sopas clásicas de la costa ecuatoriana.
La sorpresa para muchos es la tripa mishki, un plato elaborado con intestinos de res que es uno de los orgullos de la región andina.
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El hornado, un plato típico de la sierra ecuatoriana hecho a base de cerdo cocido en leña, también está entre los platos que más gustan a los comensales de Carlos.
El plátano macho con queso está entre las entradas que más le piden.
“No conocía nada de la comida ecuatoriana, pero ha sido una experiencia muy agradable y veo que hay muchas opciones, muchos sabores”, comenta un comensal húngaro. “Esta gastronomía nos parece muy exótica, lo recomendaría con buen corazón”, añade. (I)
