Steven Intriago es originario de Santa Cruz, Galápagos. Tiene 25 años y desde hace cuatro meses vive en Guayaquil. Antes trabajaba en su agencia de marketing, un emprendimiento que abrió en 2021 tras terminar el colegio. Sin embargo, lo que terminó marcando su rutina fue la decisión de dejar de subir videos solo a sus amigos cercanos y compartirlos para todos.

El primer video se viralizó y, desde entonces, la cámara del celular se convirtió en su herramienta diaria. Su contenido se caracteriza por ser espontáneo, directo y sin adornos. Responde preguntas desde su cuarto, sin producción ni guiones. “Una vez intenté hacer algo más elaborado y no gustó. A la gente le gusta cuando estoy así, relajado, acostado en mi cuarto”, cuenta. Aunque trabaja con marcas, mantiene distancia ante lo no espontáneo. “Si me dan guion, lo cambio. Yo sé cómo hablarle a mi gente, sé lo que funciona y siempre busco que sea natural”.

El consejero de las mujeres

Steven dice que su público principal son mujeres, a quienes responde directamente con su carisma y autenticidad. Asegura que los temas salen de las mismas preguntas que recibe en redes, especialmente cuando abre cajas de consultas. “Hay días que me sorprende lo que me cuentan, pero nunca pienso mucho lo que voy a decir. Si siento que puede herir, lo borro; si siento que conecta, lo subo”, afirma.

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Su familia en Galápagos sigue ajena al impacto que tiene en redes. “Mi abuela es pastora. Mi mamá siempre me entendió sin tener que decir nada. Ellos saben que soy feliz, y eso es lo único que les importa”, afirma.

Desde que vive en Guayaquil, dice que su vida cambió por completo. “Antes no tenía rutina. Las redes me ayudaron a ordenar mi vida, a entender qué quiero. Esto me sacó de la incertidumbre y me dio dirección”, comenta. Hoy ve su contenido como un trabajo serio, que le da estabilidad y lo mantiene enfocado.

Además de los videos en su cuarto, también se ha subido a escenarios. Ha participado en espectáculos interactivos junto con psicólogos, mezclando humor con conversaciones sobre autoestima. No descarta explorar otros espacios, como pódcast o eventos en vivo, siempre bajo la misma regla: que sea algo en lo que se sienta auténtico.

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Una manera de estar siempre presente

Más allá del contenido, Steven ha hecho de su imagen parte de su personalidad. La moda es su herramienta para no pasar desapercibido. “No me interesa si me ven para bien o mal, pero quiero que noten que llegué”, dice. Prefiere ropa llamativa, usa sombreros por comodidad personal y nunca busca encajar en tendencias. “No sigo modas. Me gusta sentirme yo, aunque sé que lo que menos me gusta es lo que más muestro”.

Foto: Jorge Lozada S.

Del amor prefiere mantenerse al margen. No lo rechaza, pero tampoco lo prioriza. “Ya sufrí decepciones. Por ahora no me interesa. Estoy enfocado en mi crecimiento y en aprovechar lo que las redes me están dando”, afirma. De no haber sido creador de contenido, se habría visto arriba de un avión. “Me gusta conversar con la gente; quizás sería tripulante de cabina”.

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Desde Guayaquil, Steven sigue construyendo su carrera sin perder el enfoque que lo llevó a viralizarse: hablar sin poses desde su espacio más cotidiano. Su objetivo es mantenerse en esa línea, sin perder naturalidad ni dejarse llevar por los moldes ajenos: “Esto empezó desde mi cuarto y así me gusta seguir. Quiero crecer, pero siempre siendo yo”. (E)