Era 1954 cuando el atletismo de medio fondo conocía aún de un imposible: la barrera de los 4 minutos. En efecto, nadie había recorrido la milla (1.609,3 m) en menos tiempo sino hasta el 6 de mayo de ese año, cuando el entonces pasante de neurología y atleta de 25 años Roger Bannister echó abajo un símbolo deportivo en la pista atlética de la Universidad de Oxford (Reino Unido) y dejó una huella que 64 años después ni siquiera su muerte –el pasado sábado– puede borrar.