A Esteban Rafael Ávila Villagómez, periodista deportivo de 41 años, se lo ha señalado públicamente por su postura crítica hacia equipos de la Costa, en especial Barcelona SC. En redes sociales y en ciertos círculos del fútbol se lo tilda de “regionalista” o “anti-Costa”. Él lo tiene claro y no se esconde: “No creo en los dismos ni en los apegos. Trato de fundamentar todo en hechos. Nada está por encima de los hechos”.

Su presencia en el programa Esto es Fútbol, de Marca 90, ha amplificado su perfil público como una voz directa, analítica y, para muchos, incómoda. Su forma de argumentar y cuestionar, sin adornos ni concesiones, lo han colocado en el centro del debate mediático deportivo nacional.

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Ávila Villagómez es una figura inconfundible del periodismo deportivo ecuatoriano.

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Con más de dos décadas de trayectoria, su nombre resuena con fuerza tanto en la prensa escrita como en la radio, espacios donde ha forjado una identidad crítica, analítica y frontal.

En entrevista con Diario EL UNIVERSO, el director de La Radio Redonda conversó sobre su recorrido profesional, su mirada sobre el oficio y su lectura del fútbol actual en el país.

Con respuestas largas, reflexivas y con tono autocrítico, se deja ver tal como es: un periodista que no se calla, que piensa, que duda, que incomoda.

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Desde muy joven supo que lo suyo era contar historias. “Nunca tuve otra vocación en mi vida. Ni astronauta ni futbolista, escribir y comunicar fueron mis únicos dotes”, confiesa.

Sin embargo, su camino académico lo llevó primero por las aulas del derecho: “Fue un acierto total estudiar derecho porque fortalece mucho en la vida”, asegura. Esa estructura jurídica se convirtió en una base sólida para el ejercicio posterior del periodismo, que abrazó con plena convicción.

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Entrevista al periodista deportivo, Esteban Ávila.  Foto: Carlos Granja Medranda

Sus primeros pasos en medios llegaron casi por accidente. Un amigo lo recomendó para una vacante en diario El Comercio, mientras aún estudiaba.

“Llegué gracias a Freddy Álava, no fui con mucha intención de quedarme más de un año, pero me terminé quedando 15 años”, recuerda. Allí se especializó en la cobertura deportiva, sobre todo de fútbol, con un estilo que desde entonces ya generaba incomodidad por su franqueza.

El fútbol, dice, fue siempre más que un juego: “Yo aprendí a leer por el fútbol”. Esa pasión temprana lo llevó a ver al deporte como un fenómeno social antes que como un espectáculo. “No entré a esto para ganar dinero, jamás fue mi intención, pero sí para cumplir con un papel en la sociedad”.

Tras su largo paso por prensa escrita, dio el salto a la radio. De nuevo, sin buscarlo, le ofrecieron la dirección de La Radio Redonda.

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“Yo inicialmente pensé que me iban a dar un par de programas, pero terminaron entregándome la dirección”. Fue un terreno nuevo, desconocido, pero lo asumió con apertura y se dedicó a aprender desde la práctica. Esa etapa coincidió con un momento personal difícil.

En 2023 decidió hacer una pausa a su trabajo. “Fue un problema de salud mental, que me costó en su momento dejar mi oficio y priorizar la atención personal, creo a la vista era lo necesario en ese momento, no es algo que hubiera querido hacer, pero yo entiendo y creo que en determinados momentos a cualquiera le puede suceder”, asegura Ávila.

A partir de esa experiencia, reflexiona sobre el sentido del trabajo periodístico y cómo, en momentos difíciles, el compromiso con la vocación puede funcionar como una forma de sostén emocional.

Para él, ejercer el periodismo no ha sido solo una elección profesional, sino también una herramienta personal para resistir.

“Mi intención siempre ha sido mantenerme trabajando, porque creo yo que la construcción profesional es un buen cimiento para la construcción personal, al menos para quienes hemos cultivado esto básicamente como una vocación”, añade el comunicador.

En su análisis, también cuestiona la noción de éxito ligada al dinero y plantea que el verdadero motor de muchos periodistas está más cerca de lo existencial que de lo económico.

“Yo no entré a esto nunca para ganar dinero, jamás fue mi intención, pero sí cumplir con un papel en la sociedad. Nadie hace plata con esto, salvo que seas dueño o propietario. Pero un periodista no tiene como función ganar dinero, sino que nos mueve un afán de trascendencia”, expresa él.

Reconocer públicamente un quiebre personal dentro del medio no es común. Ávila lo hace con serenidad. “Uno en este oficio está expuesto a críticas constantemente. Soy un poco aislado del entorno en el sentido de que no entiendo, ni distingo entre críticas y elogios. Son lo mismo para mí, hay que saber tomarlos igual”.

Esa visión introspectiva, casi filosófica, ha moldeado también su forma de encarar el oficio y de proyectarse ante el público: “Siempre he sido cuestionador e inconforme, toda la vida”.

Críticas al formato del campeonato ecuatoriano

Su lectura del fútbol ecuatoriano es severa, comenzando por el sistema de campeonato: “Es el más malo que hemos tenido desde los años 80”. Critica el hexagonal final, que, dice, favorece a unos pocos.

Según él, solo tres clubes están en condiciones reales de pelear el título: Liga de Quito, Barcelona SC e Independiente del Valle.

Tampoco tiene concesiones para el arbitraje nacional: “Es un desastre. No hay árbitros ecuatorianos pitando partidos importantes afuera”. Y cuestiona directamente la gestión de Néstor Pitana: “La presencia de Pitana no se justifica, no se ve, no se nota”.

Sobre el plano internacional, es tajante: “El techo es la Copa Sudamericana. La Libertadores está fuera del alcance de cualquier equipo que no sea brasileño, salvo River o Boca”.

Y no lo dice por pesimismo, sino por datos: “Equipos que no tengan un presupuesto superior a 40 millones de dólares no pueden pelear por la Libertadores”.

Entrevista al periodista deportivo, Esteban Ávila.  Foto: Carlos Granja Medranda

La clasificación de Ecuador al Mundial 2026

En cuanto a la selección nacional, su análisis es frío. “Cuando se clasificó al Mundial en Lima, nadie salió a festejar. Eso dice algo”. Cree que falta conexión emocional con el país y que no existe aún una identidad clara.

También cuestiona la idea de que esta sea la mejor generación de futbolistas: “No es cierto. Hay jugadores mejor ubicados y con mejor proyección, sí, pero eso no los hace automáticamente mejores”.

Ya sobre el final, se detiene a pensar en el futuro del periodismo. “Sobrevivir y sostenerse es un gran proyecto hoy.

No son momentos fáciles para los medios”. Reconoce que el fútbol aún mantiene espacios, pero advierte que los retos crecen cada día.

Esteban Ávila no busca agradar. Ni representar causas, ni pertenecer a bandos. Su discurso se sostiene en el dato, el pensamiento y el oficio. En un ecosistema muchas veces volcado a la hinchada y al espectáculo, él prefiere el análisis, el contexto y la pregunta. (D)