En el fútbol ecuatoriano estamos siendo testigos permanentemente de incidentes graves, denuncias comprometedoras, acusaciones sin pruebas y otras que al menos merecen que las autoridades judiciales indaguen, porque han alterado el ordenamiento de los conceptos abstractos que representan los códigos, la normatividad y la transparencia. Hoy en día los sujetos activos en el balompié, como son los jugadores, directivos, directores técnicos, declaran o callan sin importarles las repercusiones.