Transmite Édison Méndez, cuando habla sobre cualquier tema, una sensación de seguridad en sí mismo. Hace gala el Kinito de la misma certidumbre que en las canchas exhibía cuando daba un pase certero, cuando iniciaba una jugada de ataque, cuando iba con firmeza a marcar a un rival. La misma fortaleza anímica que le sirvió para desde su Valle del Chota natal marcharse a un club de Europa, donde vivió varios de los mejores momentos de su vida como futbolista profesional. Le prometió a su mamá, doña Carmelina, al irse rumbo a Países Bajos (antes Holanda) en el 2006 que al volver a su tierra lo haría como campeón con el PSV Eindhoven. Y cumplió.