El miércoles 10 de agosto de 1960 el béisbol porteño encontró al fin su propio hogar al abrirse las puertas del llamado estadio Guayaquil, ubicado en las calles Cuenca y Tungurahua. Es que la pelota chica local siempre peregrinó por distintos lugares de la ciudad, antes de encontrar un sitio definitivo. Su primer campo de juego estuvo localizado en la tenería La Iberia, en Eloy Alfaro y Cañar, en el barrio del Astillero.