De repente ha estallado en Guayaquil una fiebre analítica y crítica sobre la situación provocada en Quito por la decisión de revertir la donación del estadio Atahualpa hecha por el Municipio de Quito. Horas de micrófono y pantalla se han dedicado a examinar los argumentos de las partes y se han pronunciado miles de frases, justificatorias o condenatorias, como si ese fuera el tema vital, crucial, en el deporte ecuatoriano.