Quienes presenciaron los ingeniosos, espectaculares y dominantes atributos futbolísticos de Jorge Bolaños Carrasco (1944-1996) dan cuenta y razón de por qué es imposible desmarcar al 'Pibe' de la estrella de extraordinario jugador de época y de uno de los mejores futbolistas ecuatorianos en la historia.

Igual de impensable parecía el sensacional gol que le anotó en 1965 el entonces futbolista de Emelec –luego jugó en América de Quito, Barcelona, 9 de Octubre, Liga Deportiva Estudiantil y la Selección– a Paraguay un 31 de marzo, en el estadio Modelo de Guayaquil.

A aquel encuentro amistoso de hace 55 años, el elenco conducido por 'el Marqués' Fernando Paternoster llegó como campeón provincial (1964) y cimentaba lo que meses más tarde, en diciembre, sería la consagración del Ballet Azul con el título nacional invicto de 1965. La Albirroja, en tanto, participaba de una gira –preparatoria, de cara a las eliminatorias del Mundial de 1966– en la que, días previos, aplastaba en el Puerto Principal a Barcelona Sporting Club (5-0) y empataba a 1 en la capital frente al combinado de Pichincha.

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Imagen 1: Página deportiva de EL UNIVERSO del 1 de abril de 1965 con la crónica del triunfo de Emelec por 2-1 frente a la selección de Paraguay, que no conocía la derrota en tierra ecuatoriana. ARCHIVO

En el Coloso de la avenida de las Américas alinearon por el bando millonario Ramón Maggereger (al cambio Manuel Ordeñana); Felipe Landázuri, Cruz Alberto Ávila, Felipe Mina; Lucio Calonga (paraguayo), Carlos Pineda (ingresó el argentino Henry Cachito Magri); Jaime Delgado Mena (Galo Pulido), Bolaños, Enrique Raymondi Contreras (entró el paraguayo Avelino Guillén), Bolívar Merizalde, Juan Moscol.

En frente, con Manuel Fleitas Solich en la dirección: Orrego (Galarza Maggereger, medio hermano del principal golero eléctrico); Bordón, González, Monges, Pérez (Breglia); Reyes (Herrera), Tabarelli (Ramírez); Rojas, Riquelme (Candia), Cáceres y Ayala.

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Y en las parcelas del Modelo, inaugurado hacía poco menos de seis años, 12 360 espectadores que quizás no imaginaban lo que habrían de presenciar aquella jornada de domingo.

‘Magistral, imposible’

El dominio inicial de los millonarios –en los pies de Raymondi, Merizalde y Bolaños, principalmente– se encontró con el despertar de los albirrojos y aquello se tradujo en las anotaciones, bando y bando, de Merizalde (minuto 45) y Ramírez (75); ambos, antesala del clímax del protagonismo del 'Pibe', de notable andar antes de “la jugada decisiva, una acción contra los libros”, cuando restaban siete minutos para el final.

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EL UNIVERSO relató así la terminante acción: “Una espectacular llevada de Bolaños que elude en un costado (derecho) del área a dos defensas rivales y cuando se enfrenta al arquero (que, muy cerca del primer palo, habría esperado un centro retrasado) desde un ángulo imposible envía a las redes el balón. Un gol para verlo, más que para narrarlo”.

Sí, fue así, un golazo el que hizo el Chueco (Bolaños). Gran jugador, eso es algo es indiscutible; un muchacho demasiado bueno. Enrique Raymondi Contreras, exjugador de Emelec

Y en su columna, Ricardo Chacón (Don Richard) se refería asimismo a la atractiva acción: “Bolaños se adornaba en un terreno chiquito, en esa que parecía su pequeña hacienda, en donde dominaba rivales con la maestría de su fútbol. De repente salió la pelota impulsada por la izquierda del n.° 8 (el Pibe), y allá, en el rincón opuesto al que estaba Galarza, como de emboquillada, lenta pero seguramente, entraba la estocada final, el puntillazo que le ponía galería de escándalo al espectáculo”. Aquel fue el 2-1 definitivo ante los guaraníes, víctimas del “baile” azul en el desenlace de la contienda.

Sobre el tanto –producto de “un raro efecto a la bola”– y el “triunfo de mucha importancia por la categoría del rival” paraguayo, se siguió hablando en las páginas deportivas de los días posteriores, incluso cuando ya Emelec se preparaba para afrontar alguna otra presentación futbolística: “Bolaños hizo un gol que será recordado en mucho tiempo, un gol de película, por lo difícil y artístico. Una brillantez de conquista”.

Imagen 2: En la celebración del gol de Bolaños, el 'Pibe' (semioculto) encuentra los brazos de Galo Pulido (16). Bolívar Merizalde (i) se suma al encuentro. ARCHIVO

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En otras tantas líneas, Chacón sentenció: “La placa de Arévalo (la fotografía respectiva) ha dejado registrada para la historia de nuestro fútbol la conquista lograda por Jorge Bolaños con la cual se destruyó el mito de la invencibilidad que le habíamos tejido al conjunto guaraní. Fue una conquista plena de emoción y reflejos. Los hombres de la radio le pusieron azul de metileno a sus gargantas para cantar la victoria. El grito fue profundo y conmovió a los más lejanos rincones de nuestro Guayaquil deportivo. El suburbio se olvidó de otros colores y se vistió de azul”.

“Sí, fue así; un golazo el que hizo el Chueco (Bolaños)”, recordó en reciente conversación telefónica con este Diario el Maestrito Raymondi.

Clase indiscutible

Aquel ‘gol imposible’ de hace 55 años en el arco que da al Cuartel Modelo es cual brillante estrella en el extenso firmamento de la carrera del 'Pibe de Oro', que se destacó en las veinte temporadas que vistió de corto.

“Conductor de su equipo, líder dentro y fuera de la cancha, talentoso y aguerrido. Bolaños fue un ídolo indiscutible de nuestro balompié. Falleció en 1996 (24 de mayo) dejando un recuerdo imborrable por su fútbol artístico y hábil. Fue un crack desde el día de su debut hasta el de su despedida”, dijo el periodista Mauro Velásquez en su libro El fútbol ecuatoriano y su selección nacional (1998).

Siempre contó (Jorge Pibe Bolaños) con condiciones técnicas y anímicas notables: no se achicaba frente a ningún rival. Alberto Sánchez Varas, historiador

También lo recordó el historiador Alberto Sánchez Varas, ayer por vía telefónica: “Aunque Bolaños fue revelación en 1960, tras debutar (en primera) a los 16 años, en 1959 ya se hablaba de él, en las juveniles. Fue un futbolista que siempre contó con condiciones técnicas notables. Pero lo más importante era su garra, su picardía; no se achicaba frente a ningún rival y siempre se entregaba, fuera ante la selección de Brasil campeona del mundo o algún club menor del país. En otras circunstancias (de contexto privado, personal) pudo haber alcanzado niveles tan grandes como el de Alberto Spencer”.

Por su parte, el periodista Ricardo Vasconcellos Rosado recordó a Jorge Bolaños en su columna del pasado 2 de febrero como “un futbolista completo: puro ingenio, habilidad, entrega, creatividad, liderazgo. Nadie le podía sacar el esférico de los botines; con la vista en alto buscaba el agujero por donde filtrar el proyectil que salía de su fusil zurdo”.

“Gran jugador, eso es algo indiscutible; un muchacho demasiado bueno”, concluyó el Maestrito Raymondi en su evocación a su excompañero en las canchas de fútbol.

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Títulos con Emelec

Ese fue el palmarés del Pibe en la tienda azul: tres torneos de Asoguayas (1962, 1964 y 1966) y dos nacionales (1961 y 1965). Con Barcelona también reinó en Ecuador (1970 y 1971). (D)