Los veinte clubes de Serie A publicaron este viernes "una carta abierta a todos los que les gusta el fútbol italiano" para "decir basta" y denunciar "el racismo en los estadios" que es un "motivo de frustración y de vergüenza".

La carta, que no hace propuestas concretas, fue hecha pública por la Juventus de Turín, y todos los clubes de Serie A se unieron. 

El AC Milan afirmó estar en el origen de un grupo de trabajo que desembocó en la redacción de este texto, que recuerda que hay "un grave problema de racismo en los estadios italianos". 

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"No lo hemos combatido suficientemente y durante esta temporada. Las imágenes de nuestro fútbol, donde algunos jugadores han sido víctimas de insultos racistas, han dado la vuelta al mundo", escribe.

"No podemos quedarnos pasivos y esperar que todo esto desaparezca (...) No hay más tiempo que perder", añade el texto. 

Estas últimas semanas "un diálogo constructivo nació de las conversaciones con la Liga de la Serie A, la FIGC (federación italiana de fútbol) y expertos internacionales sobre cómo afrontar y eliminar este problema del mundo del fútbol", señala.

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Según la carta, "la Liga declaró su intención de realizar este recorrido con una política antiracista completa, con nuevas leyes y reglamentos más severos, así como un plan de sensibilización de todos aquellos que están implicados en el deporte".

"Debemos actuar al unísono con rapidez y determinación. Ahora más que nunca, la ayuda y el apoyo de todos ustedes, los aficionados, serán fundamentales para un esfuerzo de importancia vital", añaden los clubes.

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Esta carta viene después de una serie de incidentes recientes de carácter racista, ocurridos en los estadios italianos. 

El 3 de noviembre en la Serie A, el delantero Mario Balotelli, del Brescia, escuchó gritos de mono de una parte de los aficionados del Hellas Verona. 

El jugador de origen ghanés, adoptado cuando era niño por una familia italiana, estuvo cerca de abandonar el terreno tras lanzar con fuerza el balón a la tribuna, hacia los hinchas del equipo rival.

Tras este nuevo episodio racista, la comisión de disciplina de la liga ordenó el cierre del sector del estadio, de donde salieron esos gritos. La medida fue levantada el 21 de noviembre, cuando Hellas Verona apeló ante la FIGC. (D)

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