Nuestro país, que sigue en el subdesarrollo, ha tenido acontecimientos repudiables, salvo excepciones. En el campo deportivo aplicaremos la misma visión, pero desde una arista en la que, sin desvelarse, salen a la luz actitudes de nobleza y hombría que jerarquizan un nuevo modelo educativo-cultural-deportivo, lo que debe ponderarse. Concentrémonos en sus actores.

1. El país tendrá por siempre dos ídolos-titanes en el fútbol, que llenan escenarios y avivan la picardía del esférico con sus protagonistas en la cancha. Estos son Barcelona y Emelec, rivales desde su nacimiento y que han originado un sinnúmero de polémicas, por lo que han tenido que aflorar sus padrinos para que las aguas se calmen. Hoy Nassib Neme, con su bandera azul, invita a la nueva dirigencia amarilla, presidida por Carlos Alfaro Moreno, a un diálogo, a la unión y a fortalecer las relaciones de los ídolos en un solo puño. Gesto que hay que vigorizarlo, elevarlo con elogios y aplausos.

2. El franco desarrollo del fútbol femenino en el gramado, donde se nota la valentía y los colosales esfuerzos de la dirigencia, periodismo, auspiciantes y jugadoras para en un tiempo cercano ser estelaristas. A la vez también se contagian las féminas en el arbitraje. ¿Habrá fruto? Lo avizoramos.

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3. En reaparecer esa sagrada/célebre institución LDE, que no solo fue un club deportivo, sino también educativo, donde su insigne personaje sigue siendo don Miguel Roque Salcedo. En estos días, su actual directorio, que lo preside Álex Wiesner Jr., busca reintegrar a exdeportistas, dirigencia, socios e hinchas, lo que ha tenido eco. Para los jóvenes de las dos últimas décadas, escribir/hablar de la LDE es honrar con letras de oro varias páginas de la gloria del deporte nacional. (O)

Volveremos el próximo sábado...