Era innegable pensar, cuando se inició la etapa de Jorge Célico como coordinador general de las formativas de Ecuador, en julio del 2017, que pronto se sumarían dos de sus colaboradores de confianza y consejeros: el asistente técnico Patricio Lara y el preparador físico Diego Cuvi. Los tres comulgan un mismo credo futbolístico, al menos, desde que se juntaron en Universidad Católica. Lara (62 años), un gaucho con una trayectoria que data de 1983 como DT en las menores del club Argentino de Quilmes, le revela a EL UNIVERSO cuáles son los próximos retos del equipo que llevó la sub-20 al bronce mundial y al oro sudamericano.

¿Aún se comenta cómo convencieron a los jóvenes de poder ser campeones?

Creo que fue la coherencia en el pensar. Al comenzar en el 2009 con Célico un proyecto de Católica, ya pensábamos de esa manera. Así conformamos las categorías, las formas de jugar y de llevar adelante un proyecto. A veces decíamos, porque uno siempre sueña, “¡si tuviéramos la oportunidad de estar en la Selección y aplicarlo!”. Y así fue.

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¿Cuál fue el primer paso?

Decidir la idea de juego, llevarla de la mano de la responsabilidad, del respeto, darles esos valores. Acá hay que defender los colores; entonces le dimos mística.

¿De verdad estaban muy convencidos?

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Debo aclarar que todo esto se valora después de que se consigue algo, porque tal vez uno pregona lo mismo, trabaja de igual manera y no se dan los logros, y uno sigue en el anonimato. Hago la referencia de Católica porque siempre hemos pensado así; por eso cuando llegamos a la Tri, lo implementamos.

Mencione las claves.

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Crear pasión por el fútbol, no solo jugarlo. Ir por la gloria. Que el jugador se identifique con los colores nacionales. El tiempo es fundamental para consolidar todo esto.

Pero también se enfocaron en el aspecto humano.

Hablamos mucho con los jugadores, debíamos saber qué problemas tienen más allá del fútbol. Tratar de llegar a ellos en cosas que de repente no son solo correr detrás de un balón. Eso hace que el jugador se identifique con una idea.

¿Cómo trabajaron la comunicación interna?

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No tenemos un psicólogo. Tuvimos que conocer cómo se conforman sus familias, cómo viven el día a día, que se fortalecieran mentalmente y fijarnos en la parte afectiva. Estando fuertes de la cabeza, todo lo demás es secundario.

Ustedes fueron sus tutores.

Sí, siempre, porque eso nos caracteriza.

¿Quiénes ayudaron a transmitir el mensaje del cuerpo técnico?

Todos aportaron su grano de arena. Hay jugadores de más ascendencia como Diego Palacios, José Cifuentes, Jhon Espinoza, Alexander Alvardo, jugadores de temperamento, con una idea clara. También la posibilidad de haber debutado en primera división les da una cuota de experiencia mayor respecto del resto.

¿Considera que este grupo llegó a su techo?

No. Tenemos una forma de pensar que indica que nada basta, todo ya es historia Debemos ir por más, no quedarnos en lo logrado. Hay que cuidarse, nos da una mayor obligación y más responsabilidad para seguir adelante y buscar obtener más cosas.

¿Por qué este cuerpo técnico marcó diferencias?

Tiene mucho que ver haber jugado, dirigido formativas, dirigido en primera división, haber pasado muchos años en distintas categorías. Todo eso le da a uno posibilidades de tener un abanico amplio de conocimiento, de interrelación. Todo eso tiene mucho que ver, pero básicamente hay que tener una idea y un proyecto.

¿Tienen ganas de revancha en la Selección mayor?

No sé si revancha, pero sí de posibilidades de una nueva oportunidad o posibilidad. Nosotros cumplimos con una exigencia del momento (les encargaron la dirección de la Tri al quedar marginado Gustavo Quinteros). Como empleados de la FEF se nos asignaron los partidos (en la eliminatoria a Rusia 2018) contra Chile y Argentina y cumplimos, hicimos lo que debíamos hacer. Obviamente que uno no se queda con eso, nosotros queremos más y pensamos que en algún momento podríamos tener esa oportunidad. (D)