Fueron tiempos inolvidables del deporte guayaquileño en el que el béisbol tuvo un lugar preponderante. Todos tenían un familiar, un vecino, un compañero de colegio que jugaba béisbol, y estaban bien informados de lo que ocurría en los torneos, los jugadores, los refuerzos foráneos y de las gestiones y logros de sus dirigentes.