Un puyazo de Jordy Caicedo hirió esta noche el orgullo de Universidad Católica, que tras ello, como león herido, salió a embestir al rival sin contemplaciones. Al final, el equipo camarata remontó el 0-1 y se impuso 3-1 a El Nacional.

Desde el inicio, el cuadro santo tomó la iniciativa, mas, no hubo precisión frente al arco de Johan Padilla. El rojo apeló a la contra, amparado en la habilidad y rapidez de Manuel Balda, el hombre diferente de los criollos, en medio de las limitaciones de sus compañeros.

En uno de sus arranques, el Manu Balda dejó en el camino a cuanto católico le salió al paso y cedió a Caicedo; quien venció a Hernán Galíndez (24m) ante el asombro de los pocos aficionados que llegaron al Atahualpa.

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La reacción, al golpe, fue inmediata. Luis Amarilla, tras un centro de Facundo Martínez, aprovechó que los defensas al parecer seguían de festejo y anotó la igualdad (27m).

Pero ese ataque letal solo fue el inicio. Tres minutos más tarde, Bruno Vides no perdonó a Padilla y puso arriba en el marcador a los santos (30m). El marcador ya era justo.

Cerca de ir al descanso, asomó el zaguero Édison Carcelén y sentenció la victoria, en una acción donde la pasividad de la defensa criolla, otra vez, fue evidente (43m).

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En el segundo tiempo, Católica quitó el pie del acelerador y el ritmo de juego decayó. Se dedicó a tocar el balón y hacer lujos para la tribuna. Mas, cuando quiso arribó con facilidad al arco de Padilla, y en una clara Gustavo Cortez no logró anotar el cuarto tanto.

A los 61 minutos, el estratega criollo, Marcelo Zuleta, tomó una decisión incomprensible: sustituyó a Balda por Luis Santana. El Manu se fue con bronca de la cancha, dirigió un par de palabras al DT argentino y se marchó al camerino. Más adelante, también sacó a Jonathan Borja, otro habilidoso.

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La caída de El Nacional es parte de una crisis institucional y de resultados deportivos que atraviesa el club, que es presidido por Tito Manjarrez. (D)