Faltan poco minutos para que el reloj marque las 10:00. En una de las escalinatas del barrio popular de la Tola, en el centro de Quito, un habitante del sector observa con sorpresa desde la ventana de su casa cómo tres jóvenes realizan movimientos raros de estiramiento. Ellos se preparan para subir y bajar los muros, las gradas de la escalinata.

Parkour se llama el deporte que practican Edwin Atiencia, Paúl Tulcanaza y Jefferson Riera. Ellos son tres amigos que realizan acrobacias en las diferentes plazas o escalinatas de los barrios de Quito.

Durante siete años Atiencia ha practicado el Parkour. Para él es el método por el cual el cuerpo y la mente consiguen la libertad de desplazarse de un lugar a otro.

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El joven con su calentador ancho y las manos sucias por el contacto con el cemento y las barandas de las escalinatas dice que vive esta actividad física en cada acrobacia, al trepar las paredes y muros. Recuerda que en una ocasión una señora de tercera edad le pidió que no haga eso, porque le daba ideas a los ladrones para poder trepar las paredes y de esa forma hacer sus fechorías.

Para Paúl, un chico de figura delgada y brazos largos, Parkour es un arte que enseña a desplazarse y mantener el cuerpo en constante movimiento, pues el cuerpo debe adaptarse al lugar y no el lugar a ellos.

Jefferson, en cambio, ve al Parkour como un medio para superar dificultades. Esta actividad física sostiene el chico le ha servido para superar problemas familiares, la separación con su novia e incluso sobreponerse a la rotura de sus tibias. La pasión por el Parkour le ha obligado a adecuar y sujetar sus lentes para que no se le caigan en el momento de hacer las acrobacias.

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Desde el 2006 se practica el Parkour en nuestro país. Uno de los pioneros en esta actividad es Camilo Castillo, quien cree que más que un deporte es una disciplina física enseña a utilizar las manos para tener equilibrio, mover tus caderas, levantar tus piernas y a estirar tu cuerpo.

"Esto nos hace recordar las habilidades básicas con las que nacemos, es decir, escalar, saltar, correr, trepar arboles, etcétera. La idea es utilizar los brazos como herramientas funcionales", explicó Castillo.

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Todos coinciden en que para practicar esta actividad es necesario un buen entrenamiento, unido a una buena alimentación, práctica progresiva y planificada, y, por último, el descanso. Si falla uno de estos requisitos no se puede llegar a los resultados esperados, creen quienes practican esta disciplina.

Castillo cuenta que esta disciplina nació en Francia en los años ochenta como un método de entrenamiento natural de pista que utilizaban los militares. Esto hizo que el marino George Herbert observara dichas pistas que estaban diseñadas con tramos de equilibrio, trepada de muros o paso por pozos, y en base a esta observación él creo el Parkour.

Considera que ayuda a las personas a desarrollar su creatividad. Para atravesar un camino de obstáculos, el individuo está obligado a descubrir la movilidad de su cuerpo, utilizar sus brazos para no pisar algo, utilizar su piernas para saltar ciertas brechas, es por eso que también se los llama traseu o lo que significa “el que sigue su propio camino”. "El cuerpo esta preparado para superar cualquier obstáculo".

En Quito existen tres grupos que practican el Parkour: Parkour Quito, Quito Entre Fort y Latitud Cero; estos grupos practican a partir de las 3 de la tarde los días miércoles, viernes y sábados en uno de los espacios del parque urbano Cumandá. (E)

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