Francia se proclamó campeona de la Copa del Mundo por segunda ocasión tras hacerlo como anfitriona hace 20 años, cuando venció a Brasil con una gran actuación de Zinedine Zidane.

El capitán de aquella selección fue Didier Deschamps, el actual entrenador de Francia. Deschamps se convierte en Rusia-2018 en el tercer hombre en ganar la copa de la FIFA como jugador y como técnico, emulando al brasileño Mario 'lobo' Zagallo y al alemán Franz Beckenbauer.

Antes de la conferencia de prensa, Deschamps recibió la insignia que le acredita como ganador del Mundial como jugador en 1998 y como técnico en 2018.

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Y la recibió de manos de Zvonimir Boban, uno de los jugadores croatas que perdieron la semifinal contra los Bleus en 1998.

"Es un círculo muy cerrado y siento orgullo personal, pero sinceramente, estoy mucho más contento viendo felices a mis jugadores por ser campeones del mundo", dijo.

Justo después, irrumpieron en la sala los jugadores, provistos de botellas de champán, y celebraron el título bañando al técnico con espumoso.

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"Están locos. Perdónenlos porque están bañados de felicidad", bromeó después Deschamps, al tiempo que trataba de limpiar un poco la mesa.

Deschamps destacó que "nunca se había visto un Mundial como éste, porque el alto nivel de los equipos, con equipos pequeños que con sus planteamientos defensivos hicieron mucho daño a los grandes, y en el que se demostró que los equipos con más posesión fueron derrotados con la velocidad en ataque".

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El técnico admitió no saber si Francia "era el mejor equipo, pero acabamos primeros de grupo y después comenzó una nueva competición, con las eliminatorias directas, en las que los jugadores demostraron un gran carácter competitivo".

Y calificó de "determinante" para el éxito de Francia el haber eliminado en octavos "a una gran nación de fútbol como Argentina y a su estrella Lionel Messi".

"Eso dio mucha fuerza a mis jugadores, aunque la euforia se podría haber pagado cinco días más tarde (contra Uruguay en cuartos), pero este grupo ha demostrado tanta hambre por llegar aquí que es lo que explica esta apoteosis", añadió.

"¡No rendirse nunca!"

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Deschamps destacó que pese a la juventud, Francia cuenta con "grandes individualidades, pero en el alto nivel el talento no es suficiente sino tienes fuerza mental para superar las dificultades" y por eso se mostró muy orgulloso de que sus jugadores hayan cumplido con su consigna más repetida: "¡No rendirse nunca!".

En ese punto, admitió que no cuenta con psicólogos en su equipo porque considera que "el aspecto mental es buena parte del trabajo de un seleccionador".

Por su experiencia vivida en 1998, Deschamps también destacó que "estos 23 jugadores quedarán ligados de por vida, pase lo que pase" y advirtió que "a partir de hoy no serán los mismos, porque podrán ganar muchas cosas con sus clubes, pero nada podrá superar el título mundial" con la selección.

Y recomendó a sus jugadores "disfrutar de este momento". "(Kylian) Mbappé es campeón el mundo con 19 años, la misma edad que en mi época tenían (David) Trezeguet y (Thierry) Henry, que después nunca pudieron volver a serlo".

Deschamps acabó alabando "un gran Mundial" organizado en Rusia y felicitó también la labor de los árbitros, destacando "como muy positivo" la introducción del videoarbitraje (VAR), que en la final fue protagonista ya que el segundo gol de los franceses (el del 2-1 justo antes del descanso) fue de un penal que el argentino Néstor Pitana señaló tras consultar las imágenes de televisión. (D)