Para quienes no lo vivieron, por haber crecido durante la era de la destrucción de Guayas como potencia deportiva, les puede parecer mentira. Pero hace 40 años era normal que una final del campeonato provincial de básquet para mayores –un clásico entre Athletic vs. LDE– se jugara con un coliseo Voltaire Paladines Polo abarrotado. La actualidad del básquet en Guayaquil es totalmente opuesta: no hay certamen oficial absoluto, ni clubes de tradición y tampoco hay escenarios con las gradas llenas. El deporte de la canasta “está muerto” en la ciudad, aseguran exjugadores.

El básquet de alta competencia, el que generaba expectativa, coberturas mediáticas, movilizaba público identificado con equipos, el que tenía ídolos como Jorge Chato Mejía ya no existe. La última vez que un escenario se llenó por un juego de básquet sénior fue por la final de la Liga Nacional entre Barcelona y ESPE, el 9 de septiembre de 2008. Y ya en esa época era una rareza aquello porque no sucedía en mucho tiempo.

Galo Vargas, exjugador del pentacampeón Athletic (1977 a 1981) y expresidente de la Federación Ecuatoriana de Básquet, menciona que era una costumbre que también el Abel Jiménez Parra se llenara. “Recuerdo esa final Athletic-LDE, la gente ya no tenía dónde sentarse. ¡Eran decenas de personas sentadas al pie de la cancha!”, cuenta con emoción Vargas.

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Aclara que “esa fue la última vez que disputamos una final con LDE, porque de allí nació Banco Central y poco a poco Liga se apagó, hasta que desapareció. Yo me retiré en 1985 y Athletic siguió unos siete u ocho años más. En esa época las liguillas las jugábamos en el Voltaire Paladines y nuestro equipo llenaba toda la tribuna para 3.500 personas”.

Era tal la actividad basquetera que había primera y segunda categoría provincial. “Llegaron a existir 15 equipos. En la A estaban Athletic, LDE, Emelec, Ferroviarios, Oriente, Ajae; y en la B, Uruguay, que después pasó a la A; Fortuna, Caupolicán y otros. Los certámenes de primera y segunda duraron hasta 1976, más o menos. Luego surgió el poderoso Banco Central”, anota Vargas.

¿Por qué desaparecieron los campeonatos sénior de Fedeguayas? Por la mala dirigencia, responde. “El básquet de Guayas se vino de picada. Muchos me preguntan: ¿por qué el básquet está muerto? Yo contesto: El básquet a nivel nacional no se ha muerto. Pero el básquet a nivel de Guayas sí se ha muerto”, lamenta Vargas.

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Antes de esa defunción el esplendor canastero atrapó al orense Engels Tenorio, referente del básquet porteño, que incluso alcanzó a compartir camerinos con Vargas. “Vine a Guayaquil en 1984 porque aquí se jugaba el mejor básquet. Cuando llegué aún estaban José Baquerizo, Galo Vargas, Mario Lara, Eduardo Chong Qui, una generación mayor que yo”.

Engels se entusiasma y relata: “En la prensa se escribía mucho de básquet y se hablaba de la rivalidad entre ocho equipos de élite. Se hacían buenos partidos y había excelentes jugadores, como Pablo Sandiford, Nicolás Lapentti, Omar Quintana, el Chato Mejía... A mí me habría gustado jugar con ellos. En esa época existía más amor al básquet que ahora porque había otra clase de dirigentes”.

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Omar Quintana, otrora basquetbolista, subcampeón de Sudamérica con LDE, figura de Emelec y dirigente de un exitoso 9 de Octubre, coincide con Vargas y Tenorio. Responsabiliza a la dirigencia provincial del ocaso del deporte y de la muerte de clubes históricos de Guayaquil. “El básquet desmejoró. Desaparecieron clubes tradicionales por los malos dirigentes”, asegura.

“Hay equipos que han muerto. No sé qué paso. Los dejaron morir”, enfatiza Engels. También directivos de valía en Fedeguayas y de la Asociación Provincial se extinguieron, dice Vargas. “Joaquín Antón, Abel Jiménez, Víctor Andrade, Alfredo Escobar Urbina, Quintana, y otros mantenían latente el interés del básquet en Guayaquil”. Quintana critica al sistema: “Esto (los errores) viene desde arriba, del Ministerio del Deporte, las federaciones y los clubes. Antes, los campeonatos intercolegiales de básquet y fútbol se jugaban con coliseos llenos. Pero ahora los centros educativos no promueven el deporte”.

Engels es lapidario sobre el adiós de los torneos de adultos: “Ya no hay básquet en Guayas. Cuando dejaron destruir el Abel Jiménez se acabó la historia del básquet aquí. No se sabe nada del básquet. Sabemos quién es culpable”. (D)

Las nuevas generaciones no sabrán nunca qué significó el Abel Jiménez. Peor el Voltaire Paladines, si ni dejan jugar allí.Engels Tenorio, Exjugador de básquet