Walter Ayoví Corozo cumplirá 39 años en agosto próximo, pero aclara que dependerá de su rendimiento en el 2018 para decidir si se retira del fútbol. La Tricolor, de la que soñaba despedirse jugando en Rusia 2018, sí es un ciclo acabado –revela que le entristece no haber clasificado al Mundial–. El esmeraldeño acepta en diálogo con este Diario que no era buena la relación de los seleccionados con Carlos Villacís, presidente de la FEF, y espera que al nuevo técnico “lo dejen trabajar tranquilo”. Dice que no lo afecta ser el jugador más caro del Guayaquil City.

¿A fin de año se retira?

No es tan así. Depende de cómo termine esta temporada para ver si me retiro. Si acabo (el 2018) de forma positiva, tal vez siga. He dedicado mucho tiempo al fútbol y podría seguir, pero la familia requiere estar en un lugar estable.

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¿De qué se siente orgulloso y de qué se arrepiente?

Estoy orgulloso de lo que he generado hasta el momento. Me arrepiento de haber aceptado que una persona me haga jugar como si tuviera menos edad de la que tenía al inicio de mi carrera. Eso no fue un buen ejemplo.

 

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¿En qué club cree que tuvo mejor rendimiento?

A nivel del país en cada club hice algo importante. En Emelec me inicié y gané un bicampeonato; fue valioso y trascendental. En Barcelona fortalecí mi madurez como jugador; hice más goles ahí, pero no pude lograr un título. En (El) Nacional gané una corona y pude afianzar mi llegada a la Selección. Afuera, donde mejor me fue es en Monterrey. Logré títulos en un país del que no sabía mucho y me acoplé rápidamente. Tengo bonitos recuerdos del equipo.

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¿De qué club es hincha y dónde quiere retirarse?

Admiro y respeto mucho a los tres equipos donde estuve aquí. De uno de esos soy hincha, pero diré el nombre al retirarme. Por ahora, para retirarme la posibilidad está en Guayaquil City; me han dado la oportunidad de jugar, me han apoyado y sería meritorio para la gente del club y para mí, despedirme aquí.

¿Siente presión por ser el jugador más caro del City?

No. Eso no es relevante para mí, para otro puede serlo. Lo alcanzado y recibido es por el talento que papá Dios me regaló. Por la fortaleza en cada práctica y en cada partido y por las enseñanzas que recibí de todos mis entrenadores.

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Si tuviera que agradecerle a alguien, ¿a quién sería?

Primero a Dios, por darme este talento; a mis padres y en especial a mi hermana Paola, que siempre creyó en mí. En su momento fue madre y padre. A cada técnico. Jesús Cárdenas e Israel Rodríguez son personas que me orientaron mucho y se los agradezco. También lo hizo el profesor Alfredo Encalada, que en la sub-17 siempre fue un padre para mí. Me dio buenos consejos que me sirvieron.

¿Su ciclo en la Tricolor acabó?

Sí. Es una etapa que se cerró. Lo único que me queda es jugar un partido, el de despedida.

¿Cómo restaurar la imagen de la Tri luego de los actos de indisciplina?

Lo que sucedió ya es historia. Fue (la indisciplina) una dolencia no solo para jugadores, también para todos los que son parte de la Selección y para el país. Al final, terminó (la eliminatoria) de manera muy negativa.

La Tri empezó con cuatro victorias y terminó como una de las peores de la eliminatoria. ¿Qué pasó?

Eso fue algo sorprendente y aún hoy nos preguntamos dónde estuvo la falla, qué nos pasó. Todos fuimos culpables. Los futbolistas, porque jugamos; el técnico, porque arma el equipo y decide los once; y la dirigencia, que se encarga de que no falten las cosas para que los futbolistas puedan dedicarse solo a jugar. Cuando ganamos los cuatro partidos seguidos y luego, cuando perdimos con Colombia, muchos periodistas hablaban de cambios, de jugadores que no valían para nada, y que eran viejos. Me pregunto, ¿los jóvenes que llegaron al final hicieron algo diferente a lo que hicieron los viejos?

¿Qué tal era la relación con el DT?

Nos llevábamos bien. Sobre el final (del premundial) se dijo (en la prensa) qué jugadores y técnico debían salir. Eso afectó. Faltaban cinco o seis partidos y podíamos sacar puntos, pero hacían (los periodistas) encuestas de quién debía jugar. Tal vez el técnico se dejó llevar porque debía poner a tal jugador. Eso molestó.

Cristhian Noboa comentó que la relación con el titular de la FEF no era buena.

Hubo malentendidos de parte de él (Carlos Villacís), como nuestros. Se terminaron diciendo cosas que al final no debieron salir a la luz.

¿Se resquebrajó la relación jugadores-dirigencia?

Sí. La relación entre el dirigente y los jugadores no era tan buena. A veces se necesitaba que el directivo estuviera ahí, pero (los acercamientos) eran para ver las cosas negativas y no para sumar. El dirigente siempre debe estar bien con el cuerpo técnico y los futbolistas. Decaímos y ahora estamos entre las peores selecciones de Sudamérica. La dirigencia debe mejorar y entender que el fútbol moderno se maneja de otra forma.

¿El nuevo DT de la Tri debe ser nacional o extranjero?

Si hay uno que trabaje aquí puede pasar lo mismo que con (Gustavo) Quinteros. Si es, por ejemplo, el DT de Barcelona (Guillermo Almada), que ha hecho las cosas bien, dirán que él se identifica con su equipo y que llamará a todo Barcelona. Quinteros llevaba a seis o siete futbolistas de Emelec y preguntaban por qué los convoca a ellos y no a los de Barcelona. Es perder el tiempo; haremos una nueva telenovela. Prefiero un técnico que venga de afuera, que no se case con nadie, y que lo dejen trabajar tranquilo.

¿Cree que estigmatizaron a Quinteros por haber sido técnico de Emelec?

Sí. Hay hinchas de Barcelona, y periodistas barcelonistas y de Liga de Quito que abonaron para que en su momento el profesor no pueda trabajar bien en la Tricolor. Cuando ganaba, igual se escuchaban comentarios negativos. Si pasó una vez, no debe volver a ocurrir. (D)

Víctor Vucetich fue mi técnico por varios años. Aprendí mucho de él y me ayudó a fortalecerme en un puesto con el que no me identificaba: volante de contención. Es un orientador y sabe leer muy bien el fútbol.Walter Ayoví, Jugador del Guayaquil City.