El técnico uruguayo Eduardo Favaro llegó a El Nacional casi en el anonimato. Era “una apuesta” al trabajo, reconoce. Pero en dos temporadas, en un club que atraviesa una grave crisis económica, salió avante. En el 2016 fue tercero y este año jugó la repesca de la Copa Libertadores. Ahora, tras de una mala primera etapa, con los criollos pelea ser finalista. Aún debe medir a U. Católica, Clan Juvenil y Emelec.