El cuatro veces campeón del mundo será recordado en Rusia 2018, pero no por su participación, sino por ser el único campeón mundial que no estará, tras empatar sin goles ante Suecia en San Siro y no lograr dar la vuelta al 1-0 de la ida.

‘FINE. Italia senza Mondiale dopo 60 anni’ fue la portada de la Gazzetta dello Sport ayer, el día después de la eliminación. La imagen de lamento del capitán Gianluigi Buffon ilustra la página. El diario Tuttosport tituló: ‘Tutti a casa!’ y por debajo: ‘Lo merecemos’.

Otros medios como La Stampa y La Repubblica también reaccionaron: ‘Apocalipsis, adiós Mundial’ y ‘Derrota azzurra, un Mundial sin Italia’, frases acompañadas por las lágrimas de Buffon, quien ofrece disculpas y hace una autocrítica: “Hemos fallado”.

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Precisamente al analizar en qué falló Italia, las críticas se extienden, y una gran parte va dirigida a Gian Piero Ventura, un entrenador de 69 años sin antecedentes en equipos importantes y que llegó al cargo casi por descarte. Antonio Conte rompió su contrato, seducido por la oferta del Chelsea. El ex del Torino no supo encontrar la cuadratura del círculo. Los jugadores no estuvieron cómodos ni en el 4-2-4, ni el 3-5-2.

Otro motivo de la decadencia italiana: una defensa de cristal. La caja fuerte azurra tuvo una combinación que se sabía todo el mundo. Barzagli, Bonucci y Chiellini, que antes parecían una máquina engrasada, con Gian Piero al timón no arrancaron. Antes defendían alto, ahora esperaban al rival.

A Italia le faltó un enganche: De Rossi, Parolo y Verratti nunca cogieron las riendas del equipo. Y arriba. Ventura apostó por Immobile y Belotti en la delantera, pero los dos tuvieron poca química y sincronía.

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Y hay más razones, de forma, fondo y de contexto. El jugador Paolo Cannavaro culpó a “todos los paquetes que llegaron hace quince años para quitarles el puesto a nuestros chicos...”, gracias a “las momias que gestionan el fútbol italiano”. (D)