No fue la prórroga del Mundial 1970 (el llamado Partido del Siglo, ganado 4-3 por Italia), aquella media hora inolvidable en México, pero este encuentro de la Eurocopa sí será recordado al menos por la tanda de penales, larga, marcada por tres fallos en la serie de cinco y luego por la prolongación de la muerte súbita. Nueve penales hubo de tirar cada equipo.

Entre los que fallaron estuvo Simone Zaza, quien entró en el último instante de la prórroga, como presunto especialista. Gianluigi Buffon los vio casi todos, pero varios se le escaparon por un centímetro. Entre ellos, el último, el decisivo (de Jonas Hector). Manuel Neuer anduvo menos ducho en adivinación, pero paró el que tenía que parar. Y sigue Alemania.

Un final telegénico (que tiene buenas condiciones para aparecer favorecido por las cámaras de TV) para un partido que no lo fue. Un compromiso táctico y cauteloso, para disfrutar solo si se miraba desde la pizarra.

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El primer tiempo fue demasiado espeso. El segundo se abrió con la jugada del gol de Alemania, en la que Mario Gómez metió un pase digno de Michael Laudrup que desbarató la defensa italiana y la cosa acabó en gol de Mesut Özil. Solo entonces se movió Italia, que encontró el empate en una melonada de Jérôme Boateng: en un balón al área levantó los brazos para señalar que no agarraba a Giorgio Chiellini y el balón le pegó en el derecho. El penal lo tiró Leonardo Bonucci. El primero, tandas aparte, de su carrera.

Luego fallaría el de la tanda. A cambio, Boateng acertaría el suyo. En fin, que Alemania pasa. La otra semifinal, ya saben, la disputarán Gales y Portugal, o sea, Gareth Bale y Cristiano Ronaldo. Bale es ensalzado estos días en Gales al nivel de héroe nacional, y con motivo. Es el alma de ese equipo, como Cristiano es la proa del suyo. En fin, que estarán en la final Gales o Portugal. ¿Quién nos lo iba a decir? (O)