Las recientes muertes, la del francés Jules Bianchi en un fatal accidente, el 5 de octubre del año pasado en el GP de Japón, y la del británico Justin Wilson, el 23 de agosto de este año en una competencia de IndyCar, reabrieron un debate sobre la necesidad de buscar soluciones para prevenir accidentes que se están repitiendo en la Fórmula 1 y otras competencias de automotores alrededor del mundo.

De allí que la Federación Internacional de Automovilismo (FIA, por sus siglas en francés) anunciara una serie de pruebas para intentar encontrar una solución.

Algunos diseñadores de la industria automotriz han presentado proyectos de monoplazas futuristas con una cabina cerrada (parabrisas o cápsulas), elaborados con la tecnología similar a los que fabrican los aviones de guerra, para proteger la cabeza de los pilotos de posibles golpes de choques o de piezas de los vehículos accidentados.

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El reglamento estipula que los monoplazas deben ser abiertos, de ahí que los equipos no puedan incorporar libremente un elemento como una cúpula para lograr un cockpit cerrado.

Un arco de seguridad, una cúpula fabricada en metacrilato como la que llevan los aviones de guerra, son entre otras, las ideas que se podrían implementar. Uno de los inconvenientes que podría plantear este tipo de elementos sería la rapidez con la que se podría evacuar al piloto en caso de accidente, ya que hoy en día los monoplazas deben permitir que las asistencias puedan extraer al piloto en menos de cinco segundos.

Sin la aprobación de la FIA, con las características y limitaciones que se podrían exigir, las escuderías no trabajan en este aspecto. (D)

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