La noticia inicial que apareció en Diario EL UNIVERSO de la calidad futbolística de Eduardo Spandre señalaba, en junio de 1951 -un mes después del arribo del Tano a Guayaquil-, que el zaguero “ha impresionado muy bien en los entrenamientos”. Y casi de inmediato se elogiaba “la reconocida habilidad” del defensa que Río Guayas contrató como refuerzo para competir en el primer torneo profesional de la historia del balompié de Ecuador.

Desembarcó en Guayaquil desde Buenos Aires -a donde llegó de su Italia natal con un año de edad- tras recibir una oferta “que sin pensarlo mucho acepté, sin imaginar que iba a un país en el que me quedaría para toda la vida”, rememoró alguna vez Spandre. Tampoco sospechaba que su nombre sería eternamente asociado a las leyendas del tiempo heroico futbolero del viejo estadio Capwell y que se convertiría en un hombre récord como deportista y DT.

La campaña de estreno del Tano, “quien fuera figura descollante de Tigre y también en Platense”, y calificado por este Diario como “un back de mucho prestigio”, representó su ingreso a la historia. Integró un equipo del que, 64 temporadas después de su fugaz aparición, todavía se relatan hechos fabulosos e irrepetibles: el mítico Río Guayas.

Publicidad

Spandre era uno de los diez extranjeros titulares del club, sostenido económicamente por empresarios de la ciudad. Los argentinos Valentín Domínguez, Teodolindo Mourín, Jorge Caruso, Luis Carrara, Basilio Padrón, Óscar Smori, Juan Deleva, y los uruguayos Juan de Lucca y Alcides Aguilera completaban la tropa foránea. En la oncena abridora era habitual un solo nacional: Héctor Sandoval (alternaban otros locales como Víctor Lindor, Jorge Miranda, Washington Villacreces, Eduardo Icaza y José Guamán Castillo).

La formidable aventura de Río Guayas desembocó en la obtención del título provincial de 1951. No hubo más dinero para mantener al cuadro, desaparecido en 1952. Spandre pasó a Emelec y en 1953 a Unión Deportiva Valdez, para colgar los botines con otra coronación. En 1954, el defensa de “estampa elegante, con más técnica que rapidez” -como lo describe el historiador Alberto Sánchez Varas-, “el mejor de todos los backs que han llegado por estos pagos. El supercrack con gracia y elegancia”-como lo llamó el célebre periodista Arístides Castro- comenzó su carrera de técnico con Valdez, al que condujo a conquistar el certamen de Asoguayas.

Pero era en el Astillero donde más récords y la máxima gloria esperaban a Spandre. El 27 de noviembre de 1955 le dio a Barcelona su primera estrella en el balompié rentado cuando en la jornada final del campeonato provincial -el torneo de fútbol mayor transcendencia que se jugaba en el país en esa época-, en el Capwell, los toreros vencieron 3-2 a Emelec.

Publicidad

En 1957, el Tano cumplió su tarea más notable en el banquillo al transformarse en el primer DT de la historia en dar vueltas olímpicas con canarios y millonarios (cuatro décadas después lo emuló Salvador Capitano; en 1993 con Emelec, y en 1995 con Barcelona).

El 30 de noviembre de 1957 se produjo su consagración definitiva al conseguir con los azules el galardón de la edición pionera del campeonato nacional. El éxito representó, además, un bicampeonato porque un mes antes había logrado el reinado de Asoguayas. “Una hermosa cosecha de premios”, dijo de los triunfos de Spandre el periodista argentino Carlos de la Barga. (D)