Carlos Eduardo Idrovo Coppiano
doctor, catedrático, Guayaquil.- La Universidad de Guayaquil ha sido sancionada por cobros indebidos a sus estudiantes, pero hay algunas cosas que la comunidad debe saber, sin pretender justificar lo excesivo o frecuente de estos cobros en algunos casos.

No se ha aprobado aún el escalafón docente que ubica a cada profesor por sus méritos académicos, tiempo de servicio, etcétera. El reglamento dice que los profesores principales de medio tiempo (tiempo parcial) deberán tener ya no 12 horas semanales sino 20, y los de tiempo completo deberán subir de 25 horas a 40 horas semanales. Se entiende que con esta nueva carga horaria el catedrático vería también incrementado su sueldo mensual, pues hoy tendrá más horas no solo para dar clases sino tutorías, seminarios, investigación, etcétera. Pero mientras esto no se ejecute, no se puede exigir al profesor que con el mismo sueldo de antes, ahora trabaje más y se haga cargo de más responsabilidades.

Esta es la razón por la cual hasta ahora, para dar los seminarios prelicenciatura (que la ley los sigue considerando obligatorios) hay que contratar a profesores que los dicten, pues nadie va a querer trabajar extra, sin cobrar. Los alumnos, en muchos casos, ante la explicación estuvieron de acuerdo en financiar los seminarios para poder graduarse, pero después que lo hicieron reclamaron que les devuelvan su dinero porque se consideraban perjudicados. Estos seminarios como cualquier actividad extracurricular no comprendida dentro de los ingresos de los profesores, debían cobrarse para poder pagar al personal que iba a trabajar en estos. ¿Por qué?, porque el nuevo reglamento que fija las cargas horarias de los profesores, aún no se aplica, y para aplicarse tendría que venir acompañado con los nuevos sueldos que los docentes deben percibir por su mayor carga horaria, donde ya estarían incluidas las horas académicas para seminarios, etcétera. Desgraciadamente esto también se lo está manejando en forma política y no académica. Proviene de ciertas peleas internas de autoridades y no se dan cuenta de que por sacarse los cueros al sol, están haciendo daño a la Universidad.

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Carlos Eduardo Idrovo Coppiano,
doctor, catedrático, Guayaquil