A solo 12 horas de su elección, el Papa Francisco salió del Vaticano el jueves temprano para rezar en busca de orientación en una basílica de Roma, mientras intenta llevar a una Iglesia Católica marcada por intrigas y escándalos hacia una era de simpleza y humildad.

El jesuita argentino Jorge Mario Bergoglio, el cardenal argentino que se convirtió en el primer Papa nacido fuera de Europa en 1.300 años, fue a la Basílica de Santa María la Mayor, que data del siglo V, donde rezó frente a una famosa figura de María -la madre de Jesús- conocida como Salus Populi Romani, o Protectora del Pueblo Romano.

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"Nos habló cordialmente, como un padre", dijo Ludovico Melo, un sacerdote que rezó con el Papa. "Nos avisaron con 10 minutos de anticipación que vendría", agregó.

Francisco, el primer pontífice de América -hogar de casi la mitad de los 1.200 millones de católicos del mundo-, también porta el título de Obispo de Roma.

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En sus primeras palabras del miércoles por la noche frente a la Plaza San Pedro, dejó en claro que tomaría seriamente esa parte de su papel y cumplió la promesa al visitar una de las iglesias más importantes de la capital italiana.

Desde allí, le pidió al conductor que lo lleve a una residencia para sacerdotes ubicada en Roma para poder retirar el equipaje que había dejado antes de trasladarse a las instalaciones dentro del Vaticano para el cónclave electoral, quizá un indicio de que no esperaba convertirse en Papa.

El jueves, más tarde, tiene previsto ir al palacio de verano de Castel Gandolfo, al sur de Roma, para encontrarse con el Papa Emérito Benedicto XVI, quien el mes pasado se convirtió en el primer pontífice en 600 años en dimitir al decir que a sus 85 años estaba demasiado frágil como para abordar todos los problemas de la Iglesia.

Francisco, con 76 años, es mayor a muchos otros de los cardenales que eran candidatos al papado.

La elección del cardenal argentino Jorge Bergoglio como Papa puso fin a siglos de control europeo sobre el papado, pero también es el primero que adopta el nombre de Francisco, en honor a San Francisco de Asís, el santo del Siglo XII que rechazó la riqueza para seguir una vida de pobreza.

Su elección en el segundo día de un cónclave de cardenales a puertas cerradas ocurrió como una sorpresa, ya que muchos expertos sobre el Vaticano esperaban un período de deliberación más prolongado, y ninguno predijo que el conservador de 76 años fuese el escogido.

Francisco es el pontífice número 266 de la Iglesia de 2.000 años de historia y asume el cargo en momentos de profunda crisis.

La moral de los sacerdotes ha sido puesta en duda en muchas ocasiones por una ola de escándalos de abusos sexuales y una lucha intestina en la administración del Vaticano, que muchos en la Iglesia consideran que necesita una reforma radical.

Una caricatura en el diario italiano Corriere della Sera mostró al nuevo Papa contando a la multitud el miércoles sobre su sorpresa por haber sido elegido y que luego, apuntando a sus asistentes dice: "Pero eso no es nada comparado con las sorpresas reservadas para ellos".

Cuando apareció en el balcón de la Basílica de San Pedro, Francisco pareció tan sorprendido como todos, dudando por un momento antes de salir a saludar a la enorme multitud que se reunió en la plaza para ver al nuevo Sumo Pontífice.

"Les pido un favor (...) recen por mí", dijo a la multitud al afirmar que los otros 114 cardenales electores "fueron casi al fin del mundo" para escoger a un nuevo líder.

"Buenas noches y que tengan un buen descanso", dijo Bergoglio antes de desaparecer en los opulentos entornos de la Ciudad del Vaticano, algo muy distinto a su simple departamento en Buenos Aires.