Hace once días Steven Lara, de 16 años, comenzó su entrenamiento de jiu-jitsu. A través de un anuncio en Facebook se enteró que la academia Alliance, de Leonardo Iturralde, ubicada en la ciudadela Vernaza Norte, ofrecía esta disciplina.

“El primer día lo que más me llamó la atención fue el recibimiento que me dieron. Lo más complicado que he tenido es el MMA (artes marciales mixtas) porque también lo practico aquí. En el jiu-jitsu hasta ahora me siento muy bien practicándolo”, explica Steven que no teme enfrentar a contrincantes más grandes que él.

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Leonardo Iturralde, director de la academia y cinta negra en jiu-jitsu, explica que este deporte debe verse como una alternativa de vida ya que no es violento.

“Las ventajas de practicarlo son evidentes porque pone en forma a la persona. Además que ayuda a bajar de peso. A nivel social te hace una persona más segura y confiada. El que practica jiu-jitsu no es una persona violenta que necesita demostrar lo que sabe”, indica Leonardo antes de comenzar su clase.

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Este deporte tiene su origen en Japón y el siglo pasado se trasladó a Brasil, país que lo popularizó en la región. El jiu-jitsu consiste en la lucha en la que se emplean técnicas para derribar y someter al contrincante sin golpearlo.

En cada clase Leonardo realiza un calentamiento de aproximadamente 10 minutos. Aquí se ven a jóvenes entre 10 a 25 años correr y caer sobre una alfombra de caucho.

“Esta disciplina se basa en técnicas y no la fuerza, por lo cual es muy fácil que un niño o una chica lo pueda practicar. Así se deja de pensar que es un deporte para hombres fuertes. Con la técnica adecuada uno puede elevar a su contrincante”, señala Leonardo.

Para explicar cada una de las llaves escoge a uno de sus alumnos. Despacio y siempre dialogando con los participantes realiza cada uno de los pasos para que la técnica de sumisión se comprenda.

“Hay lesiones que se pueden dar por el mal empleo de una técnica. Aunque son mínimas porque siempre hay supervisión de un instructor o un juez. En un par de meses uno puede aprender lo básico para defenderse, pero en estos deportes uno jamás termina de aprender algo nuevo”, añade.

Ángela de Buendía, de 36 años, es una de las mujeres que decidieron practicar jiu-jiutsu. Confiesa que al principio lo vio como un deporte solo para hombres, pero a través de los combates que se transmitían en televisión optó entrenar.

“Mi esposo hacía jiu-jitsu y así también vi que podíamos compartir tiempo juntos. Lo que más me sorprendió es que se aprenden técnicas de defensa. Al principio se me complicaba agarrar al contrincante porque no me gustaba el contacto con otras personas, pero pude superarlo”, manifiesta Ángela.

Un quimono de aproximadamente $ 150 y las mensualidades de $ 70 son los gastos que se deben hacer para practicar esta disciplina.

Local

La academia Alliance, de Leo Iturralde, se encuentra en el tercer piso de la antigua clínica San Marcos.