Kepti Lenin Tinoco Moreno,
ingeniero químico, Guayaquil.- Tuve la oportunidad de volar desde Guayaquil hacia Quito el jueves 21 y regresar el sábado 23. Desde el punto de vista de la aeronáutica, considero que es un gran paso que ha dado el Ecuador con un aeropuerto más seguro y de mejores condiciones técnicas para los vuelos.
Desde el punto de vista de la comodidad para el pasajero, hay mucho por hacer. También es notorio el alto costo de los alimentos, por arriba incluso del de los aeropuertos de los Estados Unidos, en algunos casos. Me quiero referir a un hecho bochornoso que sucedió el sábado 23, mientras esperaba por tres horas para tomar mi vuelo hacia Guayaquil.
Yo había llegado por vía aérea de una provincia del Oriente ecuatoriano y debía cambiar de avión. Al poco rato de haber conseguido un asiento para descansar mientras transcurría la larga espera de la salida de mi vuelo a Guayaquil, dos señoras que se encontraban a mi lado comentaban, muy molestas, un hecho que había sucedido minutos antes y que los ecuatorianos no podemos aceptar. Un joven había llegado con su madre a hacerse chequear para un vuelo nacional. Las dos señoras estuvieron en la misma fila del joven y escucharon que él solicitó que se le facilitara una silla de ruedas para ayudar a su madre a llegar hasta la sala de preembarque; su madre era de la tercera edad y caminaba con mucha dificultad. La empleada del mostrador le dio instrucciones que primero debía cancelar la tasa por el uso de la silla de ruedas. El joven se dirigió al lugar donde le indicaron, para cancelar la tasa. A los pocos minutos regresó molesto y le pidió a su madre que se bajara de la silla de ruedas porque el costo de la tasa para utilizarla era de $ 28 y él no contaba con ese dinero. En más de 35 años volando a varios países de América, jamás he escuchado de un abuso semejante: cobrar $ 28 por el uso de una silla de ruedas por unos minutos; y en más de 20 aeropuertos del país y del exterior en que he estado esto siempre ha sido un servicio sin costo para las personas que lo requieren. ¡Por favor, que las autoridades correspondientes tomen cartas en el asunto!
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Kepti Lenin Tinoco Moreno,
ingeniero químico, Guayaquil