¿Ya ven, apreciados amigos que me distinguen con la lectura de mi columna, que no se acabó el mundo el 21 de diciembre? En algunas primaveras que tengo me juraron hace algunos años que Nostradamus pronosticó el fin y tampoco pasó nada. Crean, eso sí, cuando la ciencia les avise. Mi abuela decía que el mundo se acaba cuando uno muere.
Mis mejores deseos es que hayan pasado unas felices navidades con el espíritu del Niño Dios que nació en un humilde pesebre y que treinta y 33 años después moriría crucificado por salvar a la humanidad de todos los pecados. De ese nacimiento viene la costumbre de obsequiar, especialmente a los niños, presentes para alegrar la forma cotidiana del vivir.
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El pasado 25 de diciembre amanecí regalado con un libro sencillamente espectacular que se llama El abuelo que saltó por la ventana y se largó, cuyo autor es el periodista sueco Jonas Jonsson. He disfrutado de su lectura muerto de risa los dos días seguidos de vacaciones de lo que se comenta que “llega al castellano precedida de un éxito arrollador en toda Europa... y el más vendido... ”. “Sabia ironía dirigida contra los grandes personajes de la historia.
Pero, bueno, hablemos de fútbol. Por estas épocas comienza la danza de los pases y las contrataciones. De que este crack ya está contratado, que no es verdad, que falta la firma, que faltan dólares, que el agente del jugador está jugando con varias propuestas reales o ficticias, que... bueno... mucha bulla y pocas muecas.
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Está claro una cosa, todo torneo de fútbol, en cualquier equipo del mundo, cuando termina el torneo existen opiniones de cambiar, comprar y soñar con el siguiente campeonato, donde, según sus clarividentes partidarios, pronostican mejores rendimientos con relación a la temporada anterior.
Barcelona, el flamante y excelente campeón, ya compró los servicios de unos cuantos nacionales y, posiblemente, cuando salgan estas líneas, ya habrá adquirido a otros extranjeros. Uno piensa, el conjunto torero fue un bloque compacto, homogéneo, que si se lesionaba uno, entraba otro y la disciplina táctica se mantenía con excelente juego. Es de suponer entonces que los que vienen deben ser muy superiores y si será una incógnita el sustituto de Narciso Mina su goleador con 30 tantos y eso, sí será complicado para el reemplazo.
El campeón amarillo es el primer candidato a repetir el título, porque si bien es cierto que uno que otro ya no está en el equipo (lo que más duele es el goleador), sin embargo, tiene intacto los fundamentales abastecedores como Damián Díaz, Michael Arroyo; Holger Matamoros; Michael Jackson Quiñonez; y el nacionalizado y siempre eficaz Matías Oyola que cambian la historia de cualquier partido. ¡Qué quinteto!
Emelec, vicecampeón, fundamentalmente necesita cubrir dos áreas, subir la cuota de abastecimiento con volantes de ataque y otro goleador que acompañe a Marlon de Jesús. Se espera el retorno a su juego estelar de Fernando Gaybor y reforzar la defensa porque se le vienen partidos bravos.
Los eléctricos están para repetir la buena acción tanto en el campeonato nacional donde tienen tres subtítulos consecutivos que deben superar con un campeonato y, junto con los toreros, regalarnos una buena participación en las Copas Libertadores y Sudamericana.
En este punto, el aficionado guayaquileño, hinchas de los dos equipos asistirán orgullosamente a observar lo que se presume serán juegos de alta técnica. Famosos como Boca Junior, el ídolo argentino, se enfrentará al ídolo ecuatoriano en el estadio Monumental, y que viene recién reincorporando al prestigioso DT Carlos Bianchi, que es toda una ilusión boquense porque les dio tres títulos de la Copa Libertadores.
¿Quieren más? Pues sí señor, también están en la misma serie el Nacional uruguayo y el Toluca que se lo considera una potencia en el fútbol mexicano. Por su parte, en el grupo del equipo eléctrico viene otro grande e ilustre equipo ídolo uruguayo, el Peñarol, que fuese de nuestro recordado Alberto Spencer. Ojo, pero el más serio y difícil es, nada más ni menos, que el Vélez Sarsfield dirigido ahora por uno de los que fuera centro delantero del fútbol argentino Ricardo Gareca. Ojo, Carlos Bianchi fue otro brillante centro delantero cuando jugó por Vélez Sarsfield y en Europa, coincidencias que nos regala el fútbol cuando Gareca también jugó para Boca.
Para resumir, será un buen año para el fútbol porteño en tanto su misión en el campeonato nacional y buen espectáculo en la casi inmediata Copa Libertadores.
Mis mejores deseos a todos ustedes en el 2013, que sus equipos sean campeones y que cada año nuevo mejore con relación al anterior.