PORTOVIEJO-CUENCA.- Eran las 10:00 de ayer. Una docena de tejedores de sombreros había llegado al centro de Portoviejo desde la comunidad Pile, de Montecristi, traídos por personeros del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, (INPC). Atrás de la Gobernación, bajo una carpa instalada en la calle, hacían una demostración sobre la manufactura del sombrero de paja toquilla y exhibían los productos.

Minutos después, a las 10:15, hubo sobresaltos, alegría. La Unesco había emitido un mensaje vía Twitter, confirmando la noticia que se esperaba. En París, la Convención para la Salvaguarda de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad decidió incorporar, por unanimidad, al tejido del sombrero de paja toquilla en su lista representativa.

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Así, Ecuador contaba desde esa hora con un sexto Patrimonio de la Humanidad, el primero en la categoría Patrimonio Inmaterial. Igual alegría sentían también un grupo de tejedoras azuayas concentradas en Cuenca junto a autoridades del Ministerio de Patrimonio.

Originalmente el sombrero, que se lo conoce a nivel mundial como Panama Hat, era elaborado en Montecristi, con paja toquilla extraída del bosque húmedo tropical de Santa Elena y el sur de Manabí. El INPC otorgó a estos la denominación de origen Sombreros Montecristi. Pero también se los elabora en Azuay. Por eso la concentración de ambas zonas.

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Los artesanos de Pile reunidos en Portoviejo estaban felices. Fidel Espinel, dirigente de este gremio, indicó que esta designación la venían esperando desde el 2010, “cuando comenzó el proyecto para que la Unesco reconozca nuestro trabajo”.

Alberto Paz, representante de ese organismo en Manabí, resaltó que el reconocimiento es una alegría nacional. Mientras Liliana Cabrera, del INPC, manifestó que fue un proceso de años lograr el reconocimiento y que se contó con la participación de grupos de Manabí, Azuay, Cañar y Santa Elena.

Recordó que el origen del tejido del sombrero de paja toquilla se localiza en Manabí, en el año 1630. Cuando el indígena Domingo Chóez conjugó la materia prima. Los sombreros los han usado reyes y personajes mundiales. Por eso, María Ordóñez, quien tiene 20 años en esa tarea, señaló que ahora lo que buscan es exportar directamente. “No queremos intermediarios, quienes se llevan la mayor ganancia, sino nosotros buscar a los compradores extranjeros”, refirió.

A la misma hora en Cuenca, artesanas sigseñas, autoridades y ciudadanos fueron partícipes de un acto, en las instalaciones del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, donde se hizo una conexión simultánea para escuchar la declaratoria oficial de la Unesco en Francia.

Santiago Ordóñez, director del INPC, explicó que el expediente entregado a la Unesco fue una recopilación de la historia, trascendencia de la paja por varias provincias del país y demostrar cómo se mantiene desde hace 100 años en la región del Austro y Cañar.

Ordóñez comentó que con la declaratoria, los artesanos ganan una mención honorífica, con la cual esperan que las autoridades gubernamentales tomen acciones para mejorar las condiciones de vida y de un “trabajo muy mal pagado”.

Las tejedoras expresaron su esperanza de cambio, pues ahora reciben $ 2 por un sombrero clásico, que los comerciantes venden en $ 20. “Un sombrero se termina en un día y es injusto que las artesanas, ganen tan poco para que otros lo vendan caro”, afirmó Elsa Rivera, de la Asociación María Auxiliadora del cantón Sígsig.

Detalles: Títulos de la Unesco
Los seis reconocimientos
Quito, Patrimonio Cultural de la humanidad (1978); Galápagos, Patrimonio Natural (1979); el Parque Nacional Sangay, mismo título (1983); Cuenca, Patrimonio Cultural (1999); el pueblo zápara, Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad (2008). Y desde ayer, el sombrero de paja toquilla, Patrimonio Inmaterial.