Sobre la prohibición de las corridas de toros, puntualmente de la Feria Jesús del Gran Poder, hay mucha gente que vive del negocio; según leí en periódicos, un torero por corrida gana entre 15 mil y 20 mil dólares. Es una profesión con un elevado riesgo.
Lo que me llama la atención es que se diga que miles de familias no podrán tener una “Navidad digna” porque se terminó su fuente de trabajo. ¿Es que no hay otras alternativas para laborar? La pobre bestia (toro) solo tenía una opción, morir, y de manera cruel para beneplácito de unos cuantos. El toro no puede hablar, es atormentado, desangrado por los piquetes; está en completa desventaja con su oponente, que se pavonea en su hermoso traje costoso. Al toro solo le queda aferrarse a la supervivencia y atacar porque es atacado, mientras una multitud grita y lo aturde con su ¡ole!
Raquel Mármol Huerta,
Guayaquil