Ayer se recordó un siglo del nacimiento del sacerdote y escritor Bernardino Echeverría Ruiz y de la educadora Clírida Ubilla de Saénz, quienes aportaron para el robustecimiento de la cultura nacional.
Echeverría nació en Cotacachi, Imbabura; su nombre de pila era Carlos Guillermo Honorato. Ingresó a la orden franciscana en 1924 y recibió la envestidura sacerdotal en 1937. Realizó estudios complementarios en Roma y se doctoró en Filosofía. En Cotacachi ayer se lo recordó con una misa y la colocación de ofrendas florales.
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Unos veinte sacerdotes y decenas de católicos llegaron a la iglesia Matriz para ser partícipes de la recordación.
Desplegó activa acción pastoral y fue primer obispo de Ambato, segundo arzobispo de Guayaquil, administrador apostólico de Ibarra, cardenal del Ecuador y presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana. Impulsó la fundación de las editoriales Fray Jodoco Ricke, Pío XII y Justicia y Paz, la radio Paz y Bien y el diario El Heraldo, de Ambato.
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Creó el seminario mayor Francisco X. de Garaicoa, el Seminario Menor Mons. César A. Mosquera y el colegio arquidiocesano que lleva su nombre.
Escribió poesía, investigación histórica y ensayo. Perteneció a la Academia Ecuatoriana de la Lengua y otras entidades culturales del país y exterior. El Vaticano le confirió la Gran Cruz de la Orden del Santo Sepulcro. De él es la letra del himno a Quito, donde falleció el 6 de abril del 2000.
Clírida Ubilla Doyle de Sáenz realizó labor docente en esta ciudad y otras zonas del Guayas. Se graduó en 1932 en el normal Rita Lecumberri y trabajó como profesora y directora de la escuela Julia Beltrán de González por más de 30 años.
Recibió medallas al mérito educativo del Ministerio de Educación, Municipio, Consejo Provincial y otras entidades. Estuvo casada con el banquero Alejandro Sáenz Sáenz, fallecido, con quien procreó a Norma y Alejandro Sáenz Ubilla. Murió en enero del 2010.