AP-AFP
BUENOS AIRES.- La presidenta Cristina Fernández se enfrentó ayer a un nuevo cacerolazo en Argentina en contra de su gestión, en un marco de crecientes tensiones entre oficialistas y opositores sobre el verdadero alcance y significado de la protesta.
“8N. Sí a la democracia. No a la re-reelección”, decía un llamamiento difundido por redes sociales y en publicidad callejera como lema central de la manifestación, que fue replicada en Nueva York, Washington, Miami, París, Roma, Madrid y Londres, entre otras ciudades, por residentes argentinos.
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La mayoría de la población rechaza una segunda reelección consecutiva de Fernández, según sondeos, un plan impulsado por políticos oficialistas, aunque la presidenta no se refirió públicamente a la posibilidad de extender su mandato, que expira en el 2015.
La protesta denominada 8N, que fue convocada en las redes sociales por argentinos, descontentos con el gobierno supone un nuevo desafío a la mandataria en menos de dos meses. El pasado 13 de septiembre fue la primera de carácter masivo contra el gobierno en la capital argentina y otras urbes importantes.
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Disminuye popularidad
La presidenta fue reelegida con un contundente apoyo del 54% hace poco más de un año, pero varias encuestas de opinión muestran que se produjo una merma de su popularidad. La consultora Management & Fit difundió un sondeo realizado en septiembre pasado a 2.259 personas en el país, en la que el 60,6% desaprobó la gestión presidencial, mientras que el 30,6% la aprobó y el 8,8% no contestó.
Los cacerolazos comenzaron en Australia, en donde decenas de manifestantes se concentraron en Sídney.
“Nos unimos a la protesta desde acá. No estamos bajo ninguna bandera política, queremos defender la libertad de expresión y la democracia”, dijo uno de los manifestantes, frente al consulado del país sudamericano, publicó el diario argentino La Nación.
Los participantes en los cacerolazos dijeron ser personas que se han convocado de forma independiente, sin haber sido movilizados por los partidos políticos. Entre sus quejas están la creciente inseguridad, el aumento de los precios, los casos de corrupción que salpican a funcionarios y el apoyo de algunos sectores oficialistas a una eventual segunda reelección consecutiva de Fernández, prohibida por la Constitución.
La oposición, que sufre una crisis de credibilidad, se ha manifestado a favor del nuevo cacerolazo. Algunos de sus dirigentes señalaron que no asistirán a la protesta para no extraerle el carácter espontáneo que le adjudican.
La contadora Mariana Torres, una de las convocantes del cacerolazo en las redes sociales, dijo que los manifestantes buscan que el gobierno preste atención a sus reclamos. Pero aclaró que las quejas también van dirigidas a la oposición. “La gente no se siente representada por nadie, es un reclamo para todos. Le están pidiendo a la oposición que surja y al gobierno que los escuche”.
Sin embargo, el oficialismo afirmó que el cacerolazo es una protesta organizada por la oposición y por los medios de comunicación críticos con la presidenta Fernández, como el Grupo Clarín, al que consideran hegemónico.
Siguen sin luz
Algunos barrios de la capital seguían ayer sin luz tras el apagón que afectó a 850.000 usuarios en medio de una ola de calor en la que la temperatura trepó a los 36°C. Cientos de personas salieron a la calle a golpear sus cacerolas indignadas por el corte que las distribuidoras eléctricas Edesur y Edenor atribuyeron a la caída de dos líneas de alta tensión.
Apuntes: Protesta
Restricción a dólares
Otro lema central de la protesta fue el rechazo a las restricciones que impuso el gobierno para la compra de dólares, cuando muchos ciudadanos se preparan para las vacaciones que disfrutan en el balneario uruguayo de Punta del Este o en Miami.
Cacerolas
Los asistentes llevaron cacerolas, ataviados con ropa blanca y portando banderas argentinas.