A las 10:15 de ayer, después de 15 meses 20 días, el nuevo puente de la A unió, otra vez, a los populosos barrios del Cristo del Consuelo y la cooperativa Cisne II, en el corazón del suburbio guayaquileño.

Cientos de personas se agolparon para ser de los primeros en cruzar de una a otra orilla el estero Puerto Lisa, ya no en una canoa, lancha a motor o un puente de caña, sino sobre el viaducto recién inaugurado.

Minutos antes del arribo del alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, ya se vivía un ambiente de fiesta. Un grupo de marimba tocaba y bailaba en el balde de una camioneta.

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Los concurrentes recorrían entusiasmados la estructura decorada, de acuerdo a la ocasión, con lazos y banderillas plásticas en colores celeste y blanco, característicos de la ciudad.

A las 10:15 llegó Nebot, con lo que se generó gran alborozo entre la gente, que buscó rodearlo para tomarse fotos con él, mientras un séquito de seguridad vestido de civil vigilaba cada movimiento alrededor.

En medio de la aglomeración hubo quienes bromearon. “Con tanta gente se va a caer el puente”, gritó un visitante sofocado por el sol.

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Del lado del Cisne II, la caravana ya era infranqueable y quienes buscaban avanzar chocaban con el tumulto, otros prefirieron encaramarse en las barandas o techos de las casas. En ese momento una voz ronca y anónima instaba frenéticamente desde unos parlantes a replicar sus cánticos y ovaciones.

Finalmente, el alcalde decidió parar la caminata para dialogar con la prensa. “Hemos cumplido con el compromiso de entregar este puente en octubre, hay un antes y un después, con un puente obsoleto, hecho hace muchos años, mal construido, peligroso e inseguro; y lo demás no lo tengo que describir, lo están viendo”, dijo Nebot.

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El puente de la A fue contratado a un plazo de construcción de trece meses, pero el Cabildo le dio dos meses de prórroga.

Nebot, además, anunció que el puente de la avenida Portete entrará en una reparación integral en unos días más, sin precisar la fecha exacta, “con lo que se terminará la regeneración en ese sector de la urbe”.

Oficialmente, el puente de la A se llama Pío López Lara, como la vía aledaña al barrio Cristo del Consuelo.

El pequeño Brad Ciao, de 6 años, acudió a la inauguración de la obra y se mostró contento al conocerla terminada, junto a sus compañeritos de escuela.

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Mientras que Julio Acurio, de 61 años, quien lleva 32 de ellos viviendo junto al viaducto, afirmó que la obra servirá para unir al vecindario y combatir a la delincuencia en el sector.

Silvio Castillo, de 83 años, recordó que hace 37 años cuando llegó al sector debió rellenar el Estero con 136 volquetadas de cascajo en su terreno, desde donde podía llegar por medio de puentes de caña o canoas.

Del lado del Cisne II se adoquinó callejones, se pintó casas y se puso una rampa para skaters, donde decenas de niños se deslizaban junto a sus padres.

Sin embargo, en el Cristo del Consuelo, varios moradores se quejaron porque aún restaba adoquinar en esa parte y faltaba rellenar debajo de la estructura, debido a que hay personas que ya han instalado colchones y pernoctan ahí en las noches.

Los primeros carros tardaron varios minutos en cruzar la vía, ya que los peatones seguían recorriendo a pie la calzada.

A las 11:15 pasó el primer bus en el nuevo puente, era de la línea 121, conducido por el transportista Raúl Solórzano. A esa hora también decenas de ciclistas salieron a recorrer el área, aunque sin ocupar la ciclovía.

Con la normalización del tránsito se levantó una nube de polvo desde los accesos, lo que obligó a vecinos a humedecerlos con baldes y mangueras.

Textuales: Habitantes del sector
Julio Acurio
Morador hace 32 años
“Es algo maravilloso, nos ha venido a arreglar la manera de vivir por aquí. Antes, cuando llovía esto era puro lodo”.

Jackeline González
Dueña de panadería aledaña
“Es un beneficio para todos, el puente le da vida a los negocios, en estos meses bajó un 80% las ventas, pero ya empezaron a venir del otro lado”.