La basílica, en el centro de la urbe, estuvo llena de feligreses. Un gran número de asistentes estuvo de pie y eso no incidió para que todos participaran en los cánticos y oraciones que se ofrecieron la mañana de ayer durante la fiesta solemne de la Virgen de la Merced.

La imagen situada en la parte frontal de la iglesia permaneció adornada de flores rojas y blancas, cuyo perfume se percibió desde los primeros asientos.

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A las 11:00, el obispo emérito de Guayaquil, monseñor Hugolino Cerasuolo, ofició la misa en la que resaltó la devoción por la Virgen María en sus distintas advocaciones.

Los fieles se mostraron atentos durante toda la ceremonia. Jorge Villacís, de 54 años, dijo que anualmente asiste a la misa, ya que es devoto de la Virgen de la Merced porque nació un 24 de septiembre.

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“Es extraordinario porque nada es de la suerte. Tiene que ver con algo especial”, señaló.

Ana Segura, quien asistió a la celebración litúrgica con su hijo Juan Bravo, sostuvo que siente fe por la Virgen en sus distintas advocaciones, pues ella es una sola, añadió.

“Siempre he tenido la oportunidad de venir y pedirle (...) sabiduría”, comentó la mujer que llegó a la iglesia desde la parroquia Pascuales.

A más de los cánticos y oraciones, los fieles aprovecharon para adquirir imágenes de la Virgen que también es patrona de las Fuerzas Armadas del Ecuador. El de ayer fue un día especial para Mariela Velarde, quien junto a otras 60 personas integra la tercera orden de Nuestra Señora de la Merced, hace 20 años.

“Este es el día más grande. Yo hago una merienda y compartimos en familia”, dijo.

A las 17:30 en la iglesia de La Merced estaba prevista una bendición e imposición de escapularios mercedarios. En tanto, a las 20:00, después de una misa, estaba programada una procesión por calles aledañas, entre ellas Víctor Manuel Rendón, Pedro Carbo, Mendiburo y Escobedo.

De esta manera concluyó en la urbe una semana de homenajes a la Virgen patrona de algunas escuelas y colegios.

En el cantón Playas, los feligreses también vivieron a plenitud la festividad religiosa en honor a su patrona.

Desde temprano las personas asistieron a la iglesia Nuestra Señora de la Merced, en el centro, para persignarse y rezar ante la imagen de la Virgen.

A las 11:00 el obispo auxiliar de Guayaquil, monseñor Iván Minda, celebró una misa.

En la homilía recordó que la Virgen María cuida y protege a las personas con amor maternal. Asimismo destacó que la Virgen es el signo de la auténtica liberación de los egoísmos que abruman a la gente.

Luego de la misa se realizó una peregrinación por las avenidas 15 de Agosto, Zenón Macías, Sixto Chang, del Pacífico y Jaime Roldós en la que hubo alabanzas.

Con paso lento, Norma Ramírez caminaba entre la gente. “Mi salud ya no es la de antes, ahora me canso, pero la fe me da fuerzas para seguir con esta devoción a la madre de Dios en esta procesión”, dijo la devota.