Sesenta trabajadores de la empresa Maxigraf, incautada a los hermanos Isaías y ahora en manos de la Unidad de Gestión y Derecho Público (Ugedep), que está representada por Pedro Delgado, están tercerizados.
Son prensistas y operarios que realizan el trabajo operativo de Maxigraf, pero bajo la empresa Megagraf, ambas ubicadas en la misma dirección, en el norte de Quito.
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Esto pese a que el mandato 8 de la Asamblea Constituyente eliminó –hace cuatro años– el sistema de tercerización y por el cual esta figura laboral ya no debería aplicarse.
Los sesenta tercerizados se han aglutinado en el Comité de Empresa de Megagraf y exigen que se los indemnice y se los reincorpore a Maxigraf como establece la ley.
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“Cuando en el 2008 intervino el Gobierno en Maxigraf y Megagraf dijimos ‘por fin dejamos de ser esclavos’, pero ahora no nos reconocen los derechos”, indica uno de los trabajadores que prefiere no ser identificado. Cuenta que el negocio ha decaído y que casi ya no tienen tareas, lo cual les preocupa.
Durante la anterior administración, liderada por Kerly Loor, se logró que algunos trabajadores de Megagraf aceptaran pasarse a Maxigraf, pero sin liquidación. Esta acción le mereció a la empresa una multa de $ 5.380 por no cumplir a cabalidad con los derechos de los trabajadores, según informaron los representantes del Comité de Empresa.
Robert Andrade, administrador de Maxigraf y también de Megagraf, reconoce que existe el problema, pero indica que la empresa no está dispuesta a indemnizarlos. “Yo entiendo el problema de los compañeros. Se les ha pedido de favor que se unan a Maxigraf. Lo de la tercerización no ha sido creado por el Gobierno, nosotros heredamos el problema”.
Al ser consultado del porqué no se los indemniza como ordena el mandato constituyente 8, explica que “liquidarlos evidentemente es muy caro”.
Dice que los trabajadores han armado el Comité de Empresa y lo que ellos piden es “bastante oneroso”.
El problema laboral de Maxigraf podría desincentivar la venta de la empresa que está en plena negociación. Para Andrade, los pedidos de los trabajadores organizados en el comité pueden hacer que “cualquier inversionista se pregunte: ¿Cómo es esto?”.
Según conocen los trabajadores, Maxigraf se venderá a Salvatore Anza, un empresario italiano de PM Packaging, que tiene previsto primero administrarla y después realizar la compra.
El personal cuenta que Anza ha estado en las oficinas de Quito y Guayaquil, donde se ha presentado ante los empleados como el nuevo dueño.