Desde hace varios años abrigamos el afán de entablar diálogos tipo cuestionario con protagonistas inmersos en el fútbol formativo, como son jugadores, padres, directivos e hinchas, siendo personajes que aportan el desarrollo del balompié de una manera envidiable y son pocos elogiados, es que el mundo, salvo un 10% entrega incondicionalmente su mirada a los niños en el área del deporte.
Qué mejor que entrar en el tema de la columna y precisamente lanzamos no más de 6 preguntas a cada entrevistado, por cierto, fueron a 12 jugadores infantojuveniles, 8 padres, 14 directivos y 18 hinchas, respuestas que las conservamos en la biblioteca de la Ciudad Deportiva.
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Las contestaciones coincidían en que el fútbol bien conducido, desde la infancia, genera una buena salud, alimenta sueños, privilegia un excelente trabajo psicomotriz, surgen talentos, y todos estos aspectos tienen una implicación social. Además, alegra a las familias y se convierte en salvador para la economía de un hogar, en muchos casos.
Los carasucias, se dedujo, juegan para ser figuras, estar en la alineación de un cuadro profesional y vestir la Tri.
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Los padres se manifestaron en aspiraciones: mi hijo es un buen jugador, su juego es desequilibrante, lo apoyamos a ser un crack y su técnico lo elogia.
Las voces de los directivos, en qué aspectos: es un honor tenerlos en nuestro club, damos y resolvemos sus necesidades y en especial en el campo de estudio y queremos que triunfen como profesionales.
En tanto los aficionados se dirigieron en la vereda de lo emotivo: sus anhelos que se cumplan, sean responsables como deportistas y de bien para la comunidad, su buena conducta y desenvolvimiento en el terreno de juego los harán ídolos.
Unidas todas las respuestas, nos deja una resultante: el fútbol formativo orientado pedagógicamente en los niños y jóvenes, llena de felicidad a todo un país. ¡Enhorabuena!