Un camino de manchas de sangre marcaba la calzada. Eran las 08:45 y en la intersección de las calles Argentina y la 12, suroeste de Guayaquil, aún permanecía encendido el motor del vehículo Hyundai Santa Fe, color concho de vino, de placa GOG-882, propiedad de Marcos Alfredo Kattan Lara, de 26 años.

En el interior estaba su cuerpo sangrante. Tenía quince impactos de bala entre el rostro, el hombro izquierdo y el pecho. Minutos antes, dos sujetos que iban en una camioneta Ford Explorer, gris, lo habían interceptado. Él trató de huir, pero recibió un tiro en el hombro. Al instante, un individuo que iba con él como copiloto, “lo remató”, expresó el fiscal Jaime Esteves, respaldado en la versión de los testigos del asesinato.

Ellos describieron al acompañante de Kattan como corpulento y de tez morena. Al momento del ataque utilizaba gafas oscuras. Y después de disparar por varias ocasiones a la víctima huyó en la Ford Explorer (no se logró ver bien la placa), en la que iban los dos antisociales que iniciaron el ataque.

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Esteves Crespo, fiscal que acudió al levantamiento del cadáver, indicó que la víctima y su vehículo eran investigados por un delito de sicariato. “Las placas habían sido adulteradas en una letra y un dígito, por lo que se presume que habían realizado algún ‘trabajo’ (delito) antes. Aparentemente esto es un (caso de) sicariato (en contra) de presunto sicario. En estos delitos se silencia al sicario principal para que se desconozca al autor intelectual”, expresó el fiscal.

La placa del carro había sido alterada. En la parte frontal decía GOG-882; mientras que en la parte posterior se visualizaba GCG-892. Se había borrado parte de la O y del número 8.

Habitantes manifestaron que la víctima no frecuentaba el sector. “El chico aún estaba vivo, pero no pudo decir nada. Lo habían traído para matarlo”, expresó una moradora.

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Mientras, los uniformados del Distrito Portete indicaron que presumiblemente el asesino de Kattan sería el líder de una banda de sicarios. “El hombre es un presunto sicario, se le seguía la pista. Los líderes de la banda prefirieron apartarlo. Pieza que no sirve se la va sacando”, comentó ayer uno de los uniformados, que prefirió proteger su identidad.

El capitán Dorian Guerra, de ese distrito policial, indicó que están realizando las indagaciones junto con Criminalística.

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Kattan, quien era hijo único, vivía junto con su esposa y sus cuatro hijos en la ciudadela Valle Alto, en la vía a la costa. Un primo, que prefirió proteger su identidad, contó que el joven trabajaba haciendo cobros en la Bahía por unas propiedades de sus padres. “Parece que unos amigos lo han llamado para realizar algún negocio en el suburbio y lo han atacado”, dijo.

Los padres y la conviviente de la víctima guardaron silencio.