Soy canillita, vendo periódicos al pie de un semáforo. Estaba trabajando y llegó un señor en un vehículo, me pidió un periódico centenario que es dirigido por el gobierno; al darle el ejemplar, comentó eufórico: “¡Este es el periódico que todos deberíamos leer!”.

Le dije a esa persona con la mayor cortesía: “Señor, me permito discrepar con su comentario porque creo en la libertad de expresión, pero no comparto su pensamiento”.

Como yo sostenía en mis manos un ejemplar de EL UNIVERSO, el individuo me dijo: “Y más esa basura del universo (sic)”, a lo que le contesté: “Señor, la diferencia entre este periódico que usted llama basura y ese periódico que usted tiene en sus manos es que ese está hecho con mi dinero”.

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El tipo se quedó mudo, casi en estado de shock, una mujer lo acompañaba y lo hizo reaccionar para que siguiera manejando cuando el semáforo cambió a la luz verde.

Seguí vendiendo periódicos entre los autos y cuando regresé a mi puesto, el tipo vuelto en sí solo alcanzó a decir como para tener la última palabra: “Y con mi dinero también”, mientras se alejaba con el tránsito... El domingo ese carro volvió a pasar por mi puesto de trabajo y la mujer me pidió de nuevo el mismo periódico; al mirar yo al tipo que la acompañaba, este se mantuvo callado. Aquel que quiera que se digan las cosas a su antojo, que se compre su propio medio de comunicación con su dinero, no con el dinero de otros.

Tito Rayner Rodríguez Arcos,
La Libertad, Santa Elena