Desde que leía titulares o artículos para mi abuelo, a los 8 años hasta hoy, no recuerdo de tanto asesinato sin explicación como en los últimos años.

Nos dijeron las noticias que eran por infidelidades (más respeto con nuestras mujeres, es insulto mayor decir que las ecuatorianas cambiaron su moral en cinco años); luego, por ajustes de cuentas entre bandas; luego, por guerra de narcotraficantes… Las autoridades no dan razones aceptables y sin estas no podrán atacar el mal.

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No hablan de un secreto a voces, en el país existe una red inmensa de prestamistas que especialmente enganchan a personas desesperadas, pobres, pequeños emprendedores sin acceso crediticio.

La literatura y el cine ilustran que la cobranza de prestamistas está basada en presión psicológica, física, especialmente violenta; no permiten dejar de pagar porque les dejarían de pagar todos. ¿Ocurre esto aquí?, ¿esto es causa de los asesinatos sin razón? El Gobierno tiene publicidad muy efectiva, vende bien su revolución por todos los medios. Sigo mucho a las emisoras y solamente una vez escuché una publicidad sobre mujeres que dialogaban sobre la angustia que tenía una de ellas por el acoso de un prestamista y la otra le propuso denunciarlo; luego vino la instrucción de dónde hacerlo, de las garantías de reservas, del apoyo de la autoridad, etcétera. Después de esa vez no escuché más la propaganda.

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Pido a las autoridades reanudar esa campaña y mejor aún diseñar una que sea preventiva y explique el peligro de tomar esa plata que es impagable y convierte a las personas en esclavas de los prestamistas porque estos son insaciables y obligan a sus deudores y familias, hijos, a convertirse en mulas narcotraficantes, a prostituirse y quién sabe qué más atrocidades.

Ayuden a enterar al pueblo ecuatoriano de lo que ocurre, que sepa los peligros que corre, pero háganlo en grande como saben ustedes hacer cuñas a cada rato en televisión y radio; mejor aún, traigan al Premio Nobel de la Paz, Muhammad Yunus, que fundó en India el Banco Grameen o ‘Banco de los Pobres’ con propuestas como el microcrédito solidario sin garantía para las personas de escasos recursos, y adaptar esa estrategia con plata, “semilla” del Ecuador, eso no es caridad con plata ajena es préstamo razonable.

Los ecuatorianos somos extraordinarios trabajadores, pregúntenlo en Murcia nomás. Hay que darle a los ecuatorianos un poquito de crédito y ellos harán el resto; si se lo consigue, Ecuador progresará tanto que entonces sí, a la revolución no la parará nadie.

Antonio Feraud Morán,
Guayaquil