Gustavo Noboa Bejarano cuenta que “ha hecho roncha” su libro Porqué fui presidente, publicado la semana pasada, doce años después de haber asumido el cargo en el Ministerio de Defensa. “Me han llamado de todas las tiendas políticas para preguntarme dónde lo consiguen. ¡En las librerías!”. A quien sí le regaló un ejemplar fue al presidente Rafael Correa, quien pidió a la Asamblea su amnistía en el 2008. Se lo envió hace una semana. Hoy se dedica a terminar dos libros más: uno sobre su arresto domiciliario y otro sobre su vida, donde destina un capítulo al fallecido líder del Partido Social Cristiano (PSC), León Febres-Cordero. Noboa habla, además, sobre la salida de Fernando Lugo de la Presidencia de Paraguay y el ascenso del vicepresidente.

En su libro relata que, en los primeros días de enero del 2000, antes de que Jamil Mahuad tomara la decisión de dolarizar la economía, él le planteó a usted la posibilidad de declararse dictador. ¿Se inició alguna gestión política encaminada a ello?
Más que una idea de él fueron escenarios. La situación estaba ya tremendamente tensa. Ya le habían pedido la renuncia sus amigos, como el doctor (Osvaldo) Hurtado, el exalcalde (Rodrigo) Paz y algunas personas más de su partido. Me planteó tres escenarios. El primero era declararse dictador, escenario descartado por mí. Había presiones para él. Para mí, él estaba siendo empujado. Yo creo que Jamil sí fue un demócrata y por eso es que él no aceptó.

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¿Pero él llegó a buscar, o al menos sondear, un posible apoyo político, por ejemplo, en las Fuerzas Armadas o Congreso?
No, apoyo político era imposible a esas alturas del partido. Además, la comunidad europea lo hubiera rechazado, al igual que Estados Unidos y Canadá. En las Fuerzas Armadas eso no hubiera tenido eco.

También dice en su libro que en el Gabinete había “fervientes interesados” en que Mahuad tome esta decisión. ¿Quiénes?
Solo he puesto a Benjamín Ortiz porque no tengo la certidumbre de otros, pero sí me acuerdo de que habían voces, pero no me quiero equivocar. Pero Vladimiro Álvarez estuvo en contra. Jaime Durán Barba estuvo en contra. Jamil Mahuad, si hubiera estado a favor, hubiera dado el paso y no lo dio nunca. Yo le dije: Continúa con la lucha, salta políticamente el bache y llega a acuerdos con el Congreso, que era el segundo escenario. Sin embargo, le estaban pidiendo la renuncia (dimitir era su tercer escenario).

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¿Quiénes?
Hay un hecho que yo no lo digo en el libro porque es imposible en un libro decir todo, pero recuerdo que Juan José Pons (DP, entonces presidente del Congreso) me visitó en la casa, cuando alquilaba en La Puntilla. Éramos amigos desde antes. Me dijo: “Bueno, vicepresidente, ¿usted le va a pedir la renuncia a Mahuad?”. Le dije que no, que yo soy el vicepresidente. Me dijo: “Bueno, si Mahuad sale del poder, renuncia o lo que sea, ¿usted asume la Presidencia?”. Le contesté que sí, como lo había venido diciendo desde antes. Me dijo: “Muy bien, yo estoy con usted, pero si usted me contestaba que no asumía, asumía yo”.

Usted cuenta que se enteró del feriado bancario en un canal de televisión y del congelamiento, cuando Mahuad lo anunció a través de los medios. ¿En realidad, con el movimiento de banqueros en Carondelet, no era posible advertir lo que venía?
En absoluto. Yo estaba en la Vicepresidencia. No sabía quiénes llegaban a Carondelet. El hecho fue que el presidente Mahuad me pidió que me vaya a Cuenca para acompañar al embajador de Japón. Llego a canal 3, donde estaba el licenciado Fernando Aguayo, y al saludarme me dijo: “vicepresidente, ¿a qué se debe el feriado bancario?”. Le dije: “No sé de qué estás hablando”. Agradezco que me haya hecho esa pregunta antes de estar en el set.

Pero usted cuenta en el libro que en Carondelet había visto a banqueros, incluso como asesores, como el caso de Álvaro Guerrero, de La Previsora.
Cuando yo llegué a Quito de Cuenca me encontré con algunas personas, entre ellas, Álvaro Guerrero, que era asesor del presidente. Había dos banqueros más, a quienes el presidente había citado, pero nunca los atendió en Quito y tuvieron que regresarse en la noche.

¿Quiénes?
Eran Guillermo Lasso (Banco de Guayaquil) y Roberto Baquerizo (Banco Unión). Fueron llamados por el presidente para consultar, pero nunca los recibió. Yo señalo a Álvaro Guerrero, que era el principal actor, con Ana Lucía Armijos, del feriado bancario y del congelamiento, dizque –así me lo dijo– porque si no iba a haber una hiperinflación en el país.

Al final del día, ¿qué tipo de recomendaciones podían darle los banqueros, en esos momentos, en materia financiera: en beneficio para el país o para su sector? Se sabía también del aporte de Fernando Aspiazu, de El Progreso, a la campaña.
Yo le dije desde el principio, en la campaña, que no reciba colaboraciones económicas de banqueros porque mañana van a cobrar. En el caso de otros banqueros, no era nada importante. El importante era Guerrero. Él sí estaba todo el tiempo en Carondelet y fue una de las personas que auspiciaron el feriado y el congelamiento.

¿Usted qué perdió con el congelamiento? ¿Usted o su familia no tenían dinero en los bancos?
Como todo ecuatoriano. Yo, a estas alturas del partido, la plata que se quedó en la chequera, se quedó en la chequera. Nunca he tenido ahorros. Lo que quedó congelado, quedó. No fue mucho porque nunca hemos sido gente de tener plata en chequeras.

En el libro usted cuenta que Jaime Nebot, entonces diputado del PSC, le dijo por teléfono al secretario de la Administración, Jaime Durán Barba, que Mahuad “dolariza o se cae”.
Yo cuento que Andrés Barriga, en el libro 25 años de democracia en Ecuador (1979-2004), le pregunta a Mahuad cuándo tomó la decisión de dolarizar. Él responde (dice Noboa leyendo su libro) que “no podía hacerse, excepto en el momento en que se cumplieran las condiciones y cuando se cumplieron las condiciones, y en vista de que ninguno de los artificios económicos había funcionado, tomamos la decisión”. ¿Cuáles fueron las condiciones que se cumplieron? La única condición fue política, es decir, cuando Jamil vio que se caía el gobierno. Fue en ese momento que Jaime Durán Barba conversó con Jaime Nebot, quien le dijo a Durán Barba: “O Mahuad dolariza o se cae”. Durán respondió: “Díselo tú mismo”. Y le puso al teléfono al presidente... La conversación existió y es lo que anima a Mahuad a actuar en la dolarización.

¿Luego de esta llamada se dio esta decisión?
A Mahuad no le quedaba otra cosa, lo haya dicho Nebot o no. Yo creo que Nebot dijo lo que tenía que decir, lo que muchos personas en Ecuador no se atrevían a decir. Fue bien dicho y fue una sugerencia.

Pero era una llamada de un diputado del PSC.
Pero no fue una llamada de Nebot al presidente. Jaime Durán estaba hablando con su amigo Jaime Nebot, en el mismo despacho, pero por otro lado. Y Jaime Nebot, que es muy amigo de Jaime Durán, le dice: “Dile al presidente que si no dolariza se cae”. Eso es todo.

¿Usted considera que la salida de Mahuad fue constitucional?
Cuando un presidente pasa por una Embajada, que es territorio extranjero, salió del país.

La pregunta es porque, con la salida de Fernando Lugo de la Presidencia de Paraguay, se ha retomado el debate sobre la constitucionalidad y legitimidad. ¿Cómo evalúa ese caso?
El Parlamento es elegido por el pueblo de Paraguay y ha encontrado motivos para destituir al presidente. Eso debe ser respetado por todos los países porque el derecho a la no intervención es fundamental.

Fernando Lugo pasó por un juicio político, a diferencia de Jamil Mahuad o Lucio Gutiérrez.
Es que no necesita haber proceso. Si usted abandona el gobierno, ¿qué proceso cabe ahí? Mi gobierno recibió el beneplácito de la Organización de Estados Americanos, de forma inmediata. Lo mismo de las Naciones Unidas, que no es el caso de otros gobiernos.

¿Cómo evalúa la postura del Gobierno con respecto al tema de Paraguay?
No estoy de acuerdo con el Gobierno. Yo creo que Paraguay tiene derecho a darse las soluciones que ellos crean convenientes. No tiene ningún gobierno, ni de Ecuador, ni de Venezuela, ni nadie, por qué meterse en otros gobiernos, en otros pueblos, diríamos, que se dan otras soluciones.

Perfil: Gustavo Noboa Bejarano
NACIMIENTO
Guayaquil, 21 de agosto de 1937.

FORMACIÓN
Colegio Cristóbal Colón (1944-1956), licenciado en Ciencias Sociales y Políticas (1961) y doctor en Derecho (1965), Universidad de Guayaquil. Ocho doctorados Honoris Causa.

CARGOS
Gobernador del Guayas (marzo de 1983-agosto de 1984), vicepresidente de la República (10 de Agosto de 1998-22 de enero del 2000), presidente de la República (22 de enero del 2000-15 de enero del 2003).