AFP
CAJAMARCA, PERÚ.- Más de un millar de personas desafiaron el estado de excepción y marcharon el jueves por las calles de Cajamarca en el norte peruano, cargando el atáud de uno de los cinco muertos en las protestas antimineras contra el proyecto Conga, de la compañía estadounidense Newmont.
Gritando consignas contra el gobierno de Ollanta Humala mientras pasaron al lado de un centenar de policías apostados en la plaza principal de Cajamarca, la caravana mortuoria se dirigió a la iglesia San Francisco, donde se celebró una misa multidudinaria.
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"La sangre derramada, jamás será olvidada", corearon en medio de rostros de dolor y rabia por la muerte de José Sánchez, un militante antiminero de 29 años, víctima de un balazo durante una protesta en la provincia cajamarquina de Celendín.
Dos banderolas verdes donde se leía "Conga no va , carajo" y "Conga es inviable" colgaban de los extremos del féretro en la misa mientras el sacerdote deploró la muerte de "quienes defienden la integridad de la madre tierra".
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La iglesia de San Francisco lucía en su fachada una enorme bandera verde, el color internacional del movimiento ecologista. "La indiferencia es cómplice", dijo el sacerdote en misa, en una frase que parecía un clamor dirigido a movilizar las conciencias de los pobladores de Cajamarca (230.000), que miran de costado los acontecimientos.
El proyecto Conga polarizó a Cajamarca y es rechazado por las comunidades campesinas, principalmente porque temen que afecte el medioambiente de la región, incluyendo las fuentes de agua.
"La minera (Yanacocha, controlada por Newmont) nos ha engañado siempre, desde hace 20 años. Ellos nos quieren dejar sin agua para poder explotar sus minas. Los reservorios que construyen no sirven", dijo Guillermo Alcántara, un docente.
"Ojalá que no pase nada más grave. Hemos tenido que abrir la farmacia y suspender una huelga de 30 días por el estado de excepción", indicó por su parte Virginia, una boticaria de la cadena BTL.
El rechazo a Conga no es total. Francisco, un taxista, enfatizó que en una reciente marcha a favor del proyecto Conga había más gente que la que participó en una marcha contraria.
Cajamarca, la última capital del imperio inca donde el emperador Atahualpa murió en 1533 ajusticiado por los españoles pese a entregarles toneladas de oro por su vida, está militarizada por el estado de excepción decretado el martes para acallar las violentas protestas.
Cinco muertos, 45 heridos y 25 detenidos, son el balance establecido por las autoridades regionales de las protestas registradas desde el martes.
Organismos de derechos humanos, la Iglesia Católica y líderes políticos llamaron a dialogar y concertar posiciones ante la escalada de violencia en tres provincias de Cajamarca.
El mayor punto de conflicto es la desaparición de cuatro lagunas que, según el proyecto, deberían ser secadas para facilitar la tarea de extraer oro y cobre del subsuelo, y construir a cambio otras tantas lagunas artificiales que garanticen el abastecimiento de agua.
La empresa Yanacocha iniciará la construcción del primer reservorio en las zonas altas de la región como paso previo a la ejecución del proyecto.