Desesperación, angustia e incertidumbre embargaron a la familia Porras Ruilova desde el sábado pasado, cuando desapareció Víctor Guillermo Porras Ruilova, mecánico de 43 años, quien la mañana de ayer fue hallado sin vida en el portamaletas de su vehículo marca BMW concho de vino. Lo habían abandonado en las calles Rumichaca entre Primero de Mayo y Quisquís, centro.
William Tinoco Suárez, propietario de una tienda en el sector, indicó que el domingo, a las 02:00, cerró su local y no se encontraba el vehículo que fue hallado ayer por la mañana.
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“Cuando llegué, a las siete de la mañana del domingo, ya estaba ese carro. Cerré a las siete de la noche y aún estaba, y hoy lo volví a ver, por lo que llamé a los vecinos porque ya emanaba un mal olor”, dijo el hombre.
Habitantes de esas calles se percataron de que sangre destilaba del automotor, por lo que informaron a uniformados. Después de las 09:30 de ayer, la policía llegó al sitio céntrico.
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Miembros policiales del distrito 9 de Octubre se acercaron a inspeccionar el vehículo y encontraron un cuerpo en el interior del portamaletas.
Minutos más tarde, mientras los miembros de Criminalística realizaban el levantamiento, al sitio llegó Víctor Porras León, hijo de la víctima, quien reconoció el vehículo de su padre.
Jaime Esteves, fiscal de turno que acudió al levantamiento del cadáver, comentó que el cuerpo se encontraba en posición fetal, rígido, envuelto con un plástico, amarrado con sogas y tela, y cubierto con una sábana
En los exteriores de la morgue, Magda Ruilova, madre de la víctima, comentó que el pasado sábado por la mañana fue la última vez que dialogó con su hijo. Pero después no pudieron contactarlo. “Lo llamamos varias veces y no contestó, por eso decidimos ir a buscarlo con mi hija y mi nieta”, contó.
Daisy Kinde Torres, sobrina del fallecido, expresó que incluso viajaron desde Lomas de Sargentillo, donde residen, para dar con el paradero de su tío. “Somos una familia muy unida y hoy decidimos buscarlo, porque todo el fin de semana no contestó. Ahora nos llaman que le pasó esta tragedia; y recién nos enteramos de que había recibido amenazas”, lamentó la joven, quien le daba ánimo a su abuelita y a su madre.
Según indicaron familiares de la víctima, amigos de su trabajo, ubicado en la ciudadela Quisquís, en el norte, comentaron que escucharon que él había recibido amenazas de personas cercanas a su oficio. “La secretaria sabía y compañeros también, pero nunca nos dijeron”, expresó la madre.
El cuerpo de Porras está siendo velado en la ciudadela Ferroviaria II, del cantón Durán.