Sin dinero no hay spots, no hay jingles, no hay publicaciones impresas en periódicos..., no hay nada, pero hay un poder popular que está por sobre los financistas de la politiquería.
Si no, recordemos a aquel sagaz político cefepista que pedía al populacho que acudiera a las reunioncitas y que bebiera, comiera y brindara, pero a la hora de votar, que votara por el candidato cefepista; así ganó las elecciones Jaime Roldós, pese a la campaña millonaria del grupo opuesto, y todos sabemos que Roldós no tenía financistas ni apoyo económico, como sí lo tenía el otro aspirante.
Y ahora, ¿es justo que viviendo en un nuevo siglo sigan las empresas electoreras tratando de pescar a río revuelto? ¡No! Es importante que las personas nos demos cuenta no tan solo de la publicidad fatua, sino de las verdaderas intenciones de los candidatos y sepamos de sus transparencias y honestidades. Finalmente, la pregunta que nos hacemos es ¿habrá alguien así como Velasco Ibarra que se permitía donar su sueldo para los huérfanos del orfanato de las religiosas de San Vicente de Paúl? ¿Habrá personas que permitan quedarse sin sus dineros por ayudar a los demás? En pleno siglo XXI queremos candidatos, no mercaderes de la política, sino sería obvio un elevado porcentaje de votos nulos. ¿O no?
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Eduardo Jiménez,
Guayaquil