En las elecciones del 2005, por primera vez un indígena fue elegido presidente de Bolivia. Desde entonces, Evo Morales ha desempeñado su cargo sorteando dificultades y conflictos, algunos causados por el cumplimiento de sus ofertas electorales, como la nacionalización de los hidrocarburos y el reparto y legalización de tierras a los campesinos.

En estos días enfrenta nuevos conflictos. Un motín policial motivado por reclamos salariales y una marcha indígena en defensa de la reserva natural de Tipnis. Los policías se han tomado la Plaza Murillo, donde están el Palacio Quemado y la sede del Congreso Nacional, y han tenido enfrentamientos con seguidores del régimen y simpatizantes del MAS, el partido de gobierno. Los campesinos indígenas han anunciado que llegarán hasta La Paz.

El gobierno de Morales ha interpretado ambas expresiones como un intento de golpe de Estado y lo ha denunciado como tal, mientras los manifestantes rechazan esta aseveración.

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Lo cierto es que la tranquilidad del pueblo boliviano ha sido interrumpida y que a los demás países del continente nos corresponde acompañar las iniciativas que dentro de la ley respaldan la estabilidad democrática.