Lo logrado por Johan Santana con los Mets de Nueva York en las Grandes Ligas es en la actualidad poco usual. El zurdo lanzador venezolano consiguió No Hit-No Run, esto quiere decir que durante nueve episodios no permitió ninguna carrera ni ningún hit al equipo rival.

En los actuales momentos, en la mayoría de los juegos se utilizan varios serpentineros de acuerdo a la circunstancia y desarrollo del encuentro.

Publicidad

Los cotejos los inician con los denominados “abridores”, luego llegan los “relevos” que pueden ser cortos o largos dependiendo cuanto dure el abridor. Posteriormente suben a la loma los “preparadores” y finalizan con los ahora famosos “cerradores”. Cada uno de estos con características y exigencias distintas. Hay ocasiones muy comprometidas que se envía a la loma a un pitcher para enfrentar a un solo bateador.

En las circunstancias actuales es muy raro que un lanzador abridor cubra todo el recorrido por lo que es muy escaso que un juego termine sin hit ni carrera y menos un ‘juego perfecto’. Tanto es escaso que los Mets debieron esperar cincuenta años y eso que han tenido algunos lanzadores con grandes credenciales.

Publicidad

Estuvieron muy cerca de conseguirlo serpentineros como Tom Seaver, quien perdió juego perfecto en el último episodio; tampoco lo lograron Dwight Gooden, Al Leiter, Dave Cone ni Pedro Martínez. Nolan Ryan, quien tiene la hazaña de haber lanzado siete No Hiter, en décadas pasadas, pero ninguno fue con los Mets.

Santana había perdido toda temporada pasada al no recuperarse de una operación en el hombro de lanzar y venía recuperándose poco a poco hasta que llegó la noche del viernes pasado en que lanzó un recital desde la loma y silenció a los últimos ganadores de la Serie Mundial, los Cardenales de San Luis para derrotarlos con pizarra de 8-0.

Actuaciones de esta naturaleza siempre están matizadas con algunos hechos anecdóticos. En primer lugar su equipo a la hora de batear tiene que hacer carreras y sus compañeros en la función defensiva deben estar muy seguros. Siempre hay de por medio jugadas espectaculares y en extremis como la realizada por el jardinero izquierdo Mike Baxter, quien atrapó un largo batazo de Yadier Molina que amenazaba en convertirse en jonrón y dañar la labor. También hubo una jugada dudosa cuando el árbitro decretó que el batazo de los Cardenales estaba fuera.

El último out fue un gran ponche que puso a delirar a los 27.000 fanáticos que llegaron al moderno estadio Citi Field, en encuentro que duró dos horas y 35 minutos para su primer No Hiter en la historia del equipo de Flushing.

Lo planificado por el mánager de los Mets Terry Collins para este juego era que Santana lance un máximo de 110 envíos y debía abandonar la loma. Si lo hubiera retirado en lo previsto se perdía la hazaña y tomó la decisión de dejarlo hasta que cubra toda la ruta en el que lanzó 77 strike, enfrentó 32 bateadores rivales y les propinó ocho ponches en 134 envíos.

“Cuando empecé la temporada solo quería volver, permanecer sano y ayudar al equipo. Y ahora estoy en esta situación en la ciudad más grande del béisbol”, dijo Santana luego de este juego histórico.