El examen de admisión a la universidad, que se tomó el 19 de mayo pasado, tuvo tres pruebas: de aptitud verbal, razonamiento numérico y razonamiento abstracto. Según información proporcionada por Senescyt, 27 personas hicieron perfecta la sección de aptitud verbal, 146 la sección razonamiento numérico y 3 la sección de razonamiento abstracto. Se inscribieron 129.814 aspirantes.
Es la capacidad de pensamiento abstracto la que permite deducir, analizar, sintetizar, interpretar los hechos y los fenómenos que nos rodean y afectan la vida individual y la vida colectiva. El resultado no es extraño, si lo que domina el ámbito de los niños y los jóvenes es lo audiovisual que los hace estupendos receptores de lo concreto y no tienen acompañamiento que los prepare para el mundo de lo abstracto. Esto los vuelve receptores pasivos, poco preparados para el análisis y, en consecuencia, poco preparados para el estudio universitario y para el ejercicio crítico de la ciudadanía. Son datos reveladores, que intuíamos pero que ahora sabemos que son ciertos y hay pruebas de ello. Entonces, es urgente buscar la solución, que pasa por una mejor preparación y actualización de los maestros de todos los niveles.















