Hace 18 años, embarazada de Israel, su quinto hijo, María Eugenia Mejía dejó su trabajo en la Facultad de Administración de la Universidad de Guayaquil, para encargarse por completo a la crianza de sus cuatro hijos: José Xavier (28 años), María Eugenia (27), Juan Pablo (23) y Gabriela (21); estaba segura de que hacía lo correcto y ahora lo confirma.
Con orgullo, María Eugenia, psicóloga de profesión, hace un recuento de los logros de sus hijos, entre ellos Israel, uno de los dos únicos bachilleres exonerados del curso de nivelación que ingresaron directamente a la carrera de Medicina en la Universidad Estatal este año.
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No tiene secretos ni fórmulas mágicas que le hayan servido para que sus hijos alcancen la excelencia, lo único es entregarse a Dios, asegura, y estar pendiente de sus hijos.
“Los ayudo en lo que más puedo, les he hecho hasta expreso; pero, eso sí, nunca me he sentado con ellos a hacerles los deberes, porque han sido responsables”, aclara esta ama de casa, quien se refiere al logro de Israel como un milagro.
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Uno de los momentos difíciles como mamá fue cuando tomó la decisión de tener a su hijo menor, pese a las advertencias de un médico. “Tenía 42 años y el médico nos dijo, a mí a mi esposo, que pensemos en interrumpir el embarazo, porque corría riesgo mi vida y mi bebé podría salir enfermo, pero todo se lo dejamos a Dios y aquí estamos, con su bendición”.
Es una mujer de fe católica y dice que la Sagrada Familia es su modelo a seguir y la comunicación, su método; pues está convencida de que un buen ambiente familiar influye positivamente para el desempeño de los hijos.