AGENCIAS-REDACCIÓN
BUENOS AIRES.- Dos décadas después de que Argentina privatizara desde servicios públicos hasta su aerolínea, la presidenta Cristina Fernández terminó de poner los pelos de punta de los inversores extranjeros al ordenar la expropiación del 51% de las acciones de YPF, la mayor petrolera argentina, propiedad de la española Repsol-YPF.
El país quebró cuando había roto las reglas y puso al límite la paciencia de grandes socios comerciales, mientras enfrenta desde multimillonarias demandas legales hasta presiones para ser marginada en el grupo G20 (países industrializados y emergentes).
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El plan de Fernández para expropiar la petrolera YPF enfureció al gobierno de España y cristalizó los presagios que auguraban una radicalización de las políticas intervencionistas de la mandataria peronista.
Fernández, con su estilo confrontador y turbulento, puso a la tercera mayor economía de América Latina en camino a un choque comercial y jurídico con España y la Unión Europea, el segundo mayor mercado de exportaciones del país.
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Tras su reelección en octubre con gran apoyo popular, Fernández enfrentó la aceleración de una masiva fuga de capitales, que en el 2011 llegó a $ 22.000 millones, por lo que impuso excéntricas trabas a las importaciones, exigiendo que se importen más productos argentinos, y a la compra de divisas para el sector importador y turístico.
En la OMC (Organización Mundial de Comercio), 40 países se quejaron este mes por la medida comercial argentina que desde febrero aumentó las trabas para importar. Entre las decisiones objetadas figura la de obligar a importadores de autos de lujo como BMW a exportar cueros, maní, aceite de oliva y soja, para equilibrar su balanza comercial. La medida se impuso luego de que la balanza comercial cerrara el 2011 con un superávit de 10.347 millones de dólares, con una caída de 11% respecto del 2010.
El superávit comercial es la principal fuente de divisas de Argentina, que tiene cerrados los mercados internacionales de crédito tras el default (suspensión de pago) sobre su deuda en el 2001.
"La situación con Repsol-YPF y el control de cambios y de las importaciones enfrentan a Argentina con el sistema mundial de poder. Se produce una marginación creciente del país", dice Jorge Castro, analista y presidente del Instituto de Planeamiento Estratégico (IPE).
"La decisión de expropiar a Repsol implica que se pasa del aislamiento frente al sistema internacional a una confrontación generalizada", agrega.
Fernández tomó la decisión de poner bajo control del Estado a YPF -un plan que se descuenta será aprobado por el Congreso- con el apremio que provoca una declinante producción de hidrocarburos, que disparó las importaciones de combustibles y erosiona el superávit comercial del país.
El presidente de Repsol, Antonio Brufau, ha dicho que la compañía emprenderá todas las medidas legales que estén a su alcance y solicitará un arbitraje a través del Centro Internacional para Resolución de Controversias (Ciadi, por sus siglas en inglés) tribunal del Banco Mundial para disputas de inversiones.
Sin embargo, Argentina ya ha incumplido fallos relativos a disputas con inversores y por ahora resiste las represalias y los cortocircuitos que eso ha generado en su relación con países como Estados Unidos. Diplomáticos y exfuncionarios afirman que esa relación bilateral está "deteriorada".
Estados Unidos anunció en marzo pasado que exceptuará a Argentina de su Sistema Generalizado de Preferencias , lo que puede acarrearle pérdidas millonarias por exportaciones. La decisión se tomó tras el incumplimiento argentino de fallos del Ciadi en el 2005.
Roberto Lavagna, exembajador y exministro de Economía de Argentina, considera que el daño político y diplomático por el comportamiento comercial de Argentina será más grave que el castigo comercial.
Ese panorama, junto con la falta de credibilidad de las estadísticas públicas, reclamos de tenedores de bonos impagos, una deuda incumplida con el Club de París y la negativa a que el FMI (Fondo Monetario Internacional) audite la economía, ensombrece la posición del país en el G20, perjudicando su integración a grupos como el Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), pese a que su PIB es mayor al de Sudáfrica. En el futuro podría ser marginada de otros grupos que se conforman a partir del G20", dice Lavagna.
Los analistas advierten otro escenario. La paciencia de la comunidad internacional de la que Argentina gozó tras su traumático default se acabó, por lo que se enfrenta al riesgo de un creciente deterioro y una fuga de inversiones si no cambia sus estrategias.
Algunos creen que el capital extranjero podría temer que la actitud de Argentina comience a contagiar a otros vecinos, generando un efecto dominó en una región dividida ideológicamente entre mandatarios de izquierda y conservadores.
En Latinoamérica, Venezuela lidera el grupo de países proteccionistas junto con sus aliados Bolivia, Ecuador y Argentina. Desde que asumió el poder en 1999, el presidente venezolano Hugo Chávez ha nacionalizado las empresas de cemento Lafarge o Cemex, multimillonarios proyectos petroleros y hasta supermercados y frigoríficos.
En Bolivia se anunció hace menos de dos semanas la rescisión de un contrato con la empresa brasileña OAS, para construir una carretera en la selva amazónica, por supuesto incumplimiento de la compañía.
En Ecuador, las condiciones impuestas por el presidente Rafael Correa -un aliado de Chávez y de Evo Morales- llevaron a la petrolera brasileña Petrobras y a la francesa Perenco a dejar sus operaciones.
Entre los países más abiertos a la inversión extranjera, como Brasil, Colombia y México, la expropiación a YPF preocupa porque temen que lo ocurrido pueda afectar a las naciones vecinas, que pueden ser vistas por los inversores como sitios de riesgo. En un intento por dejar en claro las diferencias dentro de la región -y retener las inversiones-, mandatarios como el de Colombia critican la medida. Juan Manuel Santos dijo que su país seguirá respetando las reglas del juego para los inversores y no expropiará ningún activo.
Mientras que el presidente mexicano Felipe Calderón, quien recientemente apostó por doblar la participación de la petrolera estatal Pemex en Repsol, dijo que "nadie en sus cinco sentidos invierte en un país que expropia las inversiones, es una cuestión de comportamiento racional".
Otras medidas polémicas: Gobierno de Cristina Fernández
Aerolíneas. Julio del 2008
Se anuncia la reestatización de Aerolíneas Argentinas y Austral, con el 100% de las acciones, tras un acuerdo con el grupo español Marsans, que controlaba ambas compañías.
Papel. Diciembre del 2011
El gobierno declaró de interés público la fabricación y comercialización del papel para diarios. El Estado obtuvo mediante ley el poder para controlar el mercado.
Fútbol. Agosto del 2009
El Estado intervino en la transmisión de los partidos de la primera división de fútbol, aduciendo que la TV iba a dejar de ser "la vaca lechera de los clubes" del país.
Banco Central. Febrero 2012
Se prevé enviar un proyecto al Congreso para reformar la carta orgánica del BC, para que pueda intervenir en la economía real y en créditos para la producción.